Morelia/Redacción
La violenta muerte del alcalde de Tanhuato nos advierte a los habitantes de Michoacán que la lucha federal contra el crimen organizado dista mucho de lograr la seguridad y la tranquilidad arrebatada.
También ese caso nos advierte que no basta el arribo al estado de cientos, miles de integrantes de las fuerzas federales, mezcladas con las estatales y rara vez con las locales, para amedrentar a la llamada delincuencia organizada.
Por igual, nos advierte que no basta los, magnificados, golpes mediáticos de los constantes goteos de las aprehensiones de dirigentes del crimen organizado, en particular de Los Caballeros Templarios.
A la par, nos advierte que el tiempo perdido por sus conflictos internos, las autodefensas quedaron mayoritariamente paralizadas, sin avanzar, y sin dar muestras de su presencia, en sitios, en municipios, como Tanhuato.
Y, ese caso, nos advierte que ni el PAN, ni el PRI y el PRD no pueden dejar de partidizar y menos de politizarlo, cada uno según su arista, su conveniencia; el PAN como víctima, el PRI como gobierno y el PRD como bisagra.
