Violencia que mata

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Morelia / Acueducto

En el trienio de 2016-2018, se registró el fallecimiento de 2 millones 111 mil 421 personas, de las cuales 43.8% eran mujeres. De estas defunciones, las ocurridas por causas accidentales y violentas ascendieron en promedio anual a 73,768 personas, es decir uno de cada 10 decesos fue por causas accidentales o violentas. En 2016, el 35.9% de estas defunciones fue por agresiones intencionales, en tanto que para 2018, ascendieron a 47.0 por ciento, revirtiendo la tendencia de los últimos 28 años, en la cual las muertes accidentales representaban más de la mitad de las muertes por causas externas.

De las muertes accidentales y violentas registradas en 2018, 44.3% se debió a causas accidentales y 55.7% (43 mil 493 personas), fallecieron por la violencia intencional infligida en su contra por otras personas o por sí mismas, con la intención de provocar un daño letal. El número de mujeres asesinadas durante 2018 es el más alto registrado en los últimos 29 años -1990 a 2018- por encima de los registrados en 2009 (1,925), que representa el año en que se rompió el umbral de los 1,623 registrados en 1992 que fue el más alto del periodo de 1990 a 2008. En 10 años 2009-2018, se duplicó el número histórico de 1,623 mujeres fallecidas por agresiones intencionales. Entre 2016 y 2018, en promedio, diariamente murieron ocho mujeres en 2016, nueve en 2017 y en 2018 fallecieron 10, por agresiones intencionales.

Al revisar las defunciones por homicidio ocurridas en el periodo 1990-2018 y agruparlas por intervalos sexenales, el número de mujeres que murieron por agresiones intencionales en los periodos 1990- 1994, 1995-2000 y 2001-2006 se ubicaron en el orden de 7 mil 600 a 8 mil 500. Sin embargo, durante 2007-2012 se registró el asesinato de más de 12 mil mujeres, llegando en el sexenio 2013-2018 a 17 mil 434, lo que representa un incremento de 60.0 por ciento, con respecto al sexenio 2001-2006. En los últimos 12 años, de 2007 a 2018, ocurrieron más de la mitad de los homicidios, tanto de hombres como de mujeres, del total de los registrados a lo largo de los últimos 29 años.

A lo largo de los últimos 29 años, se pueden observar tres etapas importantes:

a) 1990-1995, se caracteriza por una relativa estabilidad en cuanto a las defunciones por homicidio, las tasas anuales se mantuvieron alrededor de 7 defunciones por cada cien mil habitantes del país, con un aumento en 1992 que alcanzó en total, 19 homicidios. En el caso de las tasas de mujeres se mantuvieron entre 3.6 y 3.3, mostrando mayor estabilidad que entre la de hombres.

 b) 1996-2007, se caracteriza por una disminución paulatina y constante de las defunciones por homicidio. A lo largo de estos 12 años, la tasa de defunciones por homicidio pasó de 15.5 a 8.2, y entre la de mujeres, disminuyó de 3.1 a 1.9.

c) 2008-2018, este periodo se caracteriza por dos momentos con un repunte abrupto de las defunciones por homicidio, el primero de 2008 a 2011, pasando de 8.2 en 2007 a 23.6 en 2011, aumentando en cuatro años 15.4 puntos. El segundo momento de aumento importante, es el que va de 2015 a 2018, al pasar de 16.7 en 2014 a 29.3 en 2018. En medio de estos dos momentos, se observa un periodo de tres años (2012 a 2014) con disminución constante de las tasas de defunciones por homicidio, las cuales disminuyeron de 23.6 en 2011 a 16.7 en 2014.

El concepto de feminicidio surge en medio de la difícil crisis de mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua en los albores del siglo XXI, como una categoría para analizar la desigualdad de género y las consecuencias extremas de la misma, en la vida de las mujeres. Por ello, el primer avance para su reconocimiento aparece con la promulgación de la Ley General para el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia en 2007, con el reconocimiento legal de la “violencia feminicida”, que de acuerdo con esta “…es la forma extrema de violencia, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres…” El feminicidio, no solo se trata de un homicidio de mujeres, sino ante todo es la expresión más brutal del patrón de género que es permisible y poroso ante la violencia contra las mujeres.