Una presentación conmovedora

Foto: Enrique Castro
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Morelia/Héctor Tenorio

La gente empezó a llegar antes de la cuatro de la tarde, la hora que fue pactada para la presentación de El libro de los niños jornaleros. La presentación tuvo un alto nivel académico y por momento hizo llorar a más de una de las panelistas. Algunos de los lectores decidieron abandonar la presentación ya que no pudieron digerir una verdad tan cruda, pero quienes decidieron quedarse se introdujeron en una especie de ritual donde cada palabra vertida por las ponentes -las cuales fueron producto de una larga investigación- los hizo reflexionar sobre los alimentos que llevan a su casa pasaron por las manos de un menor de edad.

Lenny Garciadueñas Huerta quien estuvo a cargo del diseño y de la edición, fungió como la moderadora. No obstante, al final de la presentación intervino y fijo su punto de vista del esfuerzo que implico la obra. Pero antes presento a las demás ponentes.

La primera que hizo uso del micrófono la maestra y experta en el tema María de los Angeles Rosa Rodríguez, “el libro es muy vistoso tiene dos vistas muy manuable. En el primer libro se retrata la identidad de los niños jornaleros, se plasma sus vivencias y cuentan algunas historias donde trabajan la imaginación, la creatividad. En el campo a los niños les encanta contar sus recorridos”.

Comentó que aunque no esta en el libro a los niños jornaleros les gusta las matemáticas ya que sabiendo sumar y restar pueden aspirar al puesto de cuadrilleros y ganar más dinero.

Por lo que respecta a la segunda parte del libro destacó que fue dirigido a padres y maestros. Pidió hacer un nuevo diagnostico del campo ya que el último se realizo en el 2006, “desde ese entonces ha habido muchos cambios”.

Reconoció el trabajo que realizan los maestros que educan a estos niños ya que para obtener el puesto necesitan tener su propio coche llevando el material didáctico y la comida para los menores de edad, ya que donde imparten el conocimiento puede llegar a ser debajo de un árbol. Luego hizo una relatoría de como ha ido evolucionado la educación para los niños jornalero, desde el 2008 hasta el 2017.

“Estos niños llegan a tardar hasta nueve años para terminar su primaria. En los cuatros municipios donde hemos trabajado con ellos: Yurecuaro, Atunes, Coahuayana, Tanuatho. Desde el 2010 se han certificado 71 menores la mayoría fueron varones. 15 han logrado terminar la secundaria y la mayoría han sido niñas ya que los muchachos a esa edad tienen que ir a trabajar. Incluso hay muchachos que ya están en la universidad”.

El público resintió que se alargara un poco Rosa Rodríguez, quizá para algunos de ellos su intervención resulto demasiado técnica y decidieron abandonar sus sillas.

Le tocó el turno a la académica Aletya Vargas quien empezó preguntándoles a los asistentes: ¿Pueden ser capaces de imaginar un aula de niños jornaleros? continúo diciendo que lo más complicado es que los padres dieran el permiso a sus hijos para estudiar.

“Es un reto mayúsculo para los maestros ya que muchos de los niños no hablan español y en el salón sin paredes se hablan 11 lenguas, a esto se suma que se discriminan entre ellos”.

La académica ofreció cifras negras sobre el trabajo de los niños de 5 a 14 años, “de los dos millones que trabajan el 30 por ciento lo hacen en el campo y ganan 50 por ciento menos que un adulto. Mientras que las niñas trabajan de sirvientas en las ciudades y no tienen un sueldo. El 36 por ciento de los infantes que laboran no van a la escuela”. Reconoció que no existe ninguna estadística que puede reflejar la realidad que vivió.

En se momento se le quebró la voz y casi llora, el ambiente se tensó y a partir de ahí el auditorio se conecto por completo con la panelista, quien demostró un control sobre sus emociones y dijo que el libro se basa sobre estos ejes.

  • Imaginación.
  • Participación.

En el clímax de la presentación, habló Diana Manrique Ascencio que fue la recopiladora del libro y representante legal del Espacio para la Cultura Ambiental (ECA) que realizó la investigación durante un año.

“Para contextualizar este es un libro colectivo y ha sido a partir de darle la voz a los niños”. Reveló que ECA se fundó en el 2008 y se ha valido del arte para dialogar con los niños. Agradeció la oportunidad que les dio Alas y Raíces, “mantuvimos el diseños metodológico porque esté es producto de muchas discusiones”.

También comento que después de tener la obra han pensado como colectivo la manera de cómo regresaran la información a los campamentos: “Estuvimos en siete de ellos y se pudo ajustar el diseño. El objetivo era recordar el derecho a la educación”.

Manrique Ascencio puntualizó que el proyecto les llevó realizarlo un año y que les dio la oportunidad de conocer a maestros y maestras que su esfuerzo va más allá del deber.

Alejandra Velázquez Bucio quien estuvo a cargo del taller de fotografía en segundo libro, logró trasladar al público a los campamentos y hacerlo sentir el dolor de estos niños. Para ella la experiencia hizo que expusiera su propia historia.

“Nuestros conocimientos que teníamos se vinieron abajo. Nos cuestionamos si era necesario lo que les estamos enseñando cuando no tenia ni lo básico”.

Recordó que en algún de los campamento se le prohibió a los niños usar la cámara de fotografía ya que se podían evidenciar las cosas que pasan ahí. También narró que un menor se cambiaba de nombre ya que la mayoría de ellos no cuentan con un acta de nacimiento. A ella también sus ojos se llenaron de lágrimas.

“Nos dimos cuenta que muchos alimentos que nos comemos pasaron por las manos lastimadas de estos niños. Ojala no estuviéramos hablando de esto. El promedio de vida de los infantes es bajo, tienen muchas drogas a sus alcance”. Añadió ha sido gratificante pero no fue fácil, “pero ellos puede construir su propia historia”.

Un matrimonio de adultos mayores pareció conmovido con lo que escucho, incluso con un cierto remordimiento. La moderadora Garciadueñas Huerta ya no pudo más contenerse e intervino, “es el libro más difícil que hemos hecho (cuatro obras han realizado ECA), quería que fuera de denuncia, pero ya traía un esquema previó. Ahora nos ocupamos en buscar financiamiento para llevarlo de vuelta a los campamentos. Me avergüenzo de tener políticos que solo les interesa beneficiar a un sector de la sociedad”.

Se abrió el espacio para el público quien hizo algunas preguntas las cuales fueron contestadas a plenitud y luego se escucho un aplauso sincero al esfuerzo de este colectivo.