Un viaje al pasado

Foto: Enrique Castro
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Morelia/ Héctor Tenorio

Don Francisco Aguilar López, a sus 96 años, tiene una memoria inmejorable; recuerda cosas a la perfección, cosas que sucedieron como si hubiera sido ayer: “En 1972, llegue con mi esposa e hijos a Santa María de Guido, cuando finque mi casa no teníamos agua ni nada. Por esos años, fui el encargado del Jefatura de la tenencia de manera interina, por un periodo de un año. Intervine para que pusieran las redes de drenaje, con la ayuda de mi secretario, José Morales, quien era albañil y fue de gran utilidad”

Recordó cuando llegaron los del Ayuntamiento a su casa: “Les pedí a los trabajadores que me hicieran un buen trabajo para que no se me malbarate mi patrimonio. Ellos me contestaron ‘no se preocupe, el trabajo se lo garantizamos por 40 años’”.

Añadió que logró, como encargado del Jefatura de la Tenencia, que hubiera agua potable y gestionó para una granja en barranca Seca, donde ahora está Altozano; “lo conseguí a pesar de no ser ejidatario de aquí, aunque mi esposa sí lo era y yo hacía los trabajos a ella”.

Explicó que Santa María de Guido, en esos años, solo estaba poblado el primer cuadro, “no había muchos habitantes y llegaba hasta donde está el mercado, solo eran dos cuadras, estamos rodeados de parcelas. Antes era ejido y el ejido de Santa María era el que mandaba más”.

Don Francisco recordó una de los grandes cambios que sufrió la tenencia: “Donde está ahorita la escuela primaria ‘20 de noviembre’, era parte de la plaza principal, pero el presidente municipal de Morelia, Marco Antonio Cortez, decidió hacer la escuela primaria. Tuvimos muchos alegatos con él. Yo le dije ‘señor presidente, tenemos un terreno en otro lugar para la primaria’, le proponíamos que fuera donde está hoy la secundaria 8. Entonces él dijo ‘aquí se va a hacer la escuela’. Le insistí que nos dejará el terreno para usarlo en tiempos de fiestas y hacer nuestros moles. No hubo manera”.

Me contó cómo era la fiesta de la tenencia, que se celebra del 1 al 15 de agosto, “hacían fogatas en cada casa, era la tradición. Afuera de cada casa, se ponía una especie de brasero y se hacía un candil y se veía hermosa toda la calle principal. La fiesta se hace en honor de la virgen de la Asunción de los Altos. Es una pena que ahora ya se están perdiendo todas las tradiciones”.