Playa Azul, la dormida

Imagen: Héctor Tapia
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Lázaro Cárdenas/Héctor Tapia

Va montado en su bicicleta, con pantalón y huarache de “pata de gallo”, pedalea. Se detiene en la calle principal de Playa Azul, voltea hacia todos lados, continúa con su camino. De pronto otro ciclista viene contra sentido del primero.

El segundo se detiene en una de las enramadas que dan de frente al mar. Deja su bici recargada en una palmera, no hay necesidad de amarrarla, la deja como si estuviera en su casa.

Desde ahí, frente a la enramada El Pelicano se ve a un Playa Azul algo dormido, para ser domingo al medio día, está completamente tranquila la tenencia.

Esta comunidad es uno de los puntos turísticos más importantes del municipio de Lázaro Cárdenas.

Igual que los últimos años, no ha cambiado su rostro. Playa Azul persiste con la misma imagen que la de los últimos años. Da la impresión de que quedó congelado por el tiempo, lo único dinámico y constante, es el flujo de visitantes a la comunidad.

De fondo sólo se escucha el oleaje constante, y el sonido de las palapas de las palmeras. Uno que otro auto, de vez en cuando, irrumpe con sus rugidos la tranquilidad que rodea.

Salen de  las enramadas jóvenes con mandiles y menús en las manos… “Pásale… pásele…” dice uno señalando un espacio del local donde trabaja y que es utilizado como estacionamiento.

“Tenemos pescado a la talla!!!”, dice otro joven más adelante, que ya logro conseguir que uno de los visitantes entrara a la enramada donde trabaja.

A la orilla de la calle pasan caminando jovencitas envueltas en toallas y sandalias, cabello mojado. A lo lejos se ve otro grupo de personas que camina rumbo a la playa.

Un grupo de señores, ya grandes de edad, sombrero vaquero, con su pelo canoso, van cargando, uno, un tololoche, mientras que otros llevan violines o el acordeón. Nadie pide música por ahora, por lo que los músicos tienen que seguir avanzando, buscando ver dónde hay quien esté dispuesto a amenizar su tarde.

Playa Azul está preparada ya para esperar a que inicie la temporada vacacional, quizá para ese momento ya esté un poco más despierta. Y la comunidad no esté como si estuviera dormida.