Papá Pitufo, el de en medio

Especial
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Morelia/Samuel Ponce Morales

De los tres históricos, Estanislao Beltrán, Papá Pitufo, era el último de los líderes de los hoy ex autodefensas con un real don de mando, solo sobresalía por su estrafalaria figura.

Los que tenían el poder, la autoridad, para que el grupo civil armado de manera irregular eran Hipólito Mora, hoy en día preso, y José Manuel Mireles, hoy prácticamente a salto de mata.

Papá Pitufo, el de en medio, el más grande, de edad, de los tres dirigentes, pese a su disciplina con sus dos compañeros, fue más afín a que las autodefensas se institucionalizaran.

A diferencia de Hipólito y de Mireles, no es un verdadero líder capaz de arengar a la lucha a sus cuadros ni tampoco un gran estratega de combate, pero a cambio tiene simpatía.

Hoy, el casi siempre aliado del comisionado federal Alfredo Castillo Cervantes, como comandante de una fuerza rural en Tierra Caliente, tiene el estigma de entregar el movimiento de las autodefensas.

Y es que la desaparición de ese grupo civil armado irregular, pese al respaldo de la fuerza federal y a su importancia para arrinconar a Los Caballeros Templarios, estaba acotada a una serie de demandas.

No, no se cumplieron del todo las peticiones de los entonces autodefensas, entre ellas la captura de Servando Gómez, La Tuta, líder del crimen organizado, ni tampoco la cárcel a los servidores públicos vinculados con él.

Pero, bueno, Papá Pitufo, el agricultor de limón ha pasado a ser comandante policiaco.