Margarita Ávalos, una voz para los derechos de las mujeres trabajadoras

“Primero fui activista y luego tuve mi credencial de elector”: Margarita Ávalos

(Imagen: Irene Valdivia)
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Morelia, Mich.| Acueducto Noticias/ Zayda Solís.- En el 5to Encuentro Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México que se llevó a cabo en esta ciudad en el mes de febrero, entrevistamos a Margarita Ávalos, reconocida activista y artesana en favor de los derechos de las mujeres trabajadoras.

Margarita Ávalos, una mujer despierta que desde muy joven cuestionó las desigualdades entre hombres y mujeres desde el seno familiar. Actualmente radica en Baja California y se dedica a la defensa de los derechos humanos de las mujeres y de las artesanas y artesanos.

A pesar de lo que otros pudieran considerar como limitaciones, el ser indígena y mujer no le han impedido luchar por la defensa de los derechos humanos de la población trabajadora.

Después de dos décadas de su trabajo como activista, desde México Artesano ha iniciado una lucha para el reconocimiento de que la artesanía como trabajo que aporta a la economía. Además, es una forma de reconciliación por parte de los artesanos con sus raíces culturales.

Cuestionando la realidad

Acueducto Noticias: Nos podrías poner en contexto ¿Cómo es que decides dedicarte a la defensa de los derechos humanos?

Margarita Ávalos: Nací en el centro del país en Puebla y salí de mi estado por violencia. Cuando estuve en Puebla trabajé en el campo, como jornalera. También trabajé como empleada del hogar.


Cuando voy a Tijuana a trabajar en una maquiladora me doy cuenta que la violencia hacia las mujeres tanto en la familia, la comunidad como en los trabajos es la misma. Solo que la violencia laboral allá la viví en cuatro paredes, en una maquila.


Más o menos al mes de haber entrado a trabajar en la industria maquiladora comienzo a ver hostigamiento sexual, accidentes de las mujeres, mujeres trabajando de noche que abortaban ahí y el trabajo con químicos, como se deterioraba la salud de las personas eso fue lo que me hizo pensar que la violencia está en todo el país, y que la violencia, las situaciones más complejas las vivíamos las mujeres. No importaba dónde fuéramos porque nos iba a seguir, porque está ahí. Entonces pensé que eso no era normal. Teníamos que organizarnos.

Entonces lo que hice fue trabajar tres turnos, solamente iba dos horas a dormir a mi casa. Eso lo hacía porque quería conocer qué pasaba en los otros turnos de trabajo.


Cuando observé lo que pasaba, me di cuenta que en los tres turnos era lo mismo. Decidí seguir yendo pero ahora para hablar con mis compañeros, para organizarnos.

Marcha en apoyo a trabajadores que confeccionan para Levi’s


Entonces en el año 2002 decidimos hacer una huelga. Ahí hubo situaciones muy complejas, una de ellas fue que secuestraron a trabajadores, muchas eran mujeres, las tenían encerradas en el comedor y les dijeron, no los vamos a dejar salir, sabemos que tienen hijos pero no nos importa. Hasta que no firmen que ustedes aceptan vacaciones por tres meses, pero esas vacaciones en realidad eran un despido y era un sindicato fantasma. Los fantasmas son los que firman un documento y que cuando nosotras somos contratadas nos afiliamos, pagamos cuotas pero no conocemos quiénes son, y la mayoría de los dirigentes viven en la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, por tanto nosotros como trabajadores no tenemos a donde recurrir para la defensa de nuestros derechos.


Entonces decidimos hacer huelga, duró 7 años. La mantuvimos entre navidades, año nuevo, todo el tiempo estuvimos en la huelga. Fue una experiencia muy dura pero de mucho aprendizaje, ahí fue donde yo aprendí sobre las leyes, sobre procedimientos, sobre la solidaridad internacional, fue un caso que trascendió y tuvimos solidaridad internacional.

Dicen mis compañeros que ahí hice la licenciatura y la maestría. Así que fue eso, darme cuenta lo que viven las mujeres, lo que yo misma viví y fue por ello que en el 2004 decidí dedicarme única y exclusivamente a la defensa de derechos. He participado en muchos grupos, movimientos de la región, nacionales, internacionales.


He ido, por ejemplo, cuando ha habido movimientos fuertes de otros estados, me he ido a vivir unos meses a otros estados. Con los trabajadores de la JAP de Gomez Palacios Durango, la maquila se llama JAP, maquilan los pantalones de Levi ‘s. Ahí estuve aproximadamente dos meses, comía con ellos, iba a los procesos jurídicos con ellos, creo que eso de alguna manera me ha dado cierta experiencia para poder hacer acompañamientos en la frontera y ahora tenemos un programa binacional de tal manera que tenemos organizaciones aliadas tanto de Estados Unidos como en México y en otras partes del país, para que los y las trabajadores puedan tener un lugar a donde llegar y puedan sentirse acompañados, donde tener asesorías, no importa en qué parte estén, cuando estén en el centro sur del país los canalizamos con nuestras organizaciones hermanas. Cuando van o regresan a la frontera nosotros ahí estamos, pero también cuando logran cruzar la frontera, no sólo mexicanos sino también la clase trabajadora de otros países, buscamos que esas personas tengan un lugar de confianza, que conozcan sus derechos cuando ya están del lado de Estados Unidos, afortunadamente toda esta experiencia nos ha dado esos lazos aquí y allá.

La duda constante ¿Esto es normal?

Acueducto Noticias.- Aproximadamente ¿qué edad tenías cuando te fuiste a Tijuana y viviste estas primeras experiencias en el activismo?

Margarita Ávalos: Primero fui activista y luego tuve mi credencial de elector. Cuando llegué allá, tenía 17 años. Pero, desde Puebla, me preguntaba ¿esto es normal? por ejemplo, un tío que tenía un cuero para golpearnos cuando él creía que era necesario.


En mi pueblo no nos dejaban usar falda, pantalón o chamarra y entonces teníamos que salir a las 4 de la mañana a trabajar, pero los hombres si podían traer chamarra y entonces yo pensaba ¿eso es normal? somos humanos, los dos tenemos frío. Esto quizás podría ser muy simple, pero en un pueblo no.


También cuando trabajé limpiando casas, nada más podía comer lo que sobraba de los platos de los patrones o solo podía comer dos tortillas y un vaso de agua. Yo me preguntaba ¿eso es normal? ellos pueden comer todo lo que quieran y yo tengo estas limitaciones. Claro, entendía que era la trabajadora del hogar y yo me preguntaba ¿por qué a mí me tocó ser la trabajadora del hogar en esta vida y a otros tener todo?


En mi comunidad a las mujeres se les prohíbe estudiar, entonces me preguntaba ¿por qué? Cuando fui a la ciudad me di cuenta que había mujeres que estudiaban. Me preguntaba ¿por qué en mi pueblo no y aquí sí? Toda mi vida ha sido de preguntarme.


Yo no sabía que existían leyes, derechos. No sabía nada. Pero me parecía que no era justo y que no era normal, entonces fui buscando a otras mujeres para preguntarles si ellas consideraban que era normal o porqué ocurría esto en esta vida. Así me fui organizando y creando grupos, hasta la fecha así lo hago.

La organización de la clase trabajadora

Acueducto Noticias.- En este camino que has tenido ¿Cómo has enfrentado la violencia?

Margarita Ávalos: Si he vivido violencia, desde el momento en que llego a Tijuana el trato es distinto, porque me veo distinta, porque me veo indígena, porque soy mujer, una mujer muy bajita. Entonces, a simple vista soy vulnerable, era más vulnerable en ese momento porque no conocía la ciudad, por muchas razones.

Armando el boletín maquilero


Pero cuando comienzo a organizarme con mis compañeras y compañeros trabajadores, era difícil porque era menor de edad, porque no tenía experiencia, porque no conocía de las leyes y por ser mujer. A mis compañeros varones les era difícil confiar en mí porque tenían la lógica de, cómo vamos a confiar en una mujer recién llegada a la frontera que no tiene ningún capital social, ¿qué nos puede ofrecer?, ¿cómo vamos a obedecer o confiar en una mujer recién llegada e indígena?


Aún así hicimos el movimiento, estuvimos en huelga, hicimos una coalición que se llamó Coalición Pro Justicia de trabajadoras y trabajadores de Industria Fronteriza, estuvimos más de 250 trabajadores afiliados.


Al mismo tiempo estas características que tengo en algunos momentos han servido para darle la vuelta porque cuando comenzaron a llegar los medios de comunicación, sobre todo los internacionales, para ellos era muy impactante que una mujer indígena, joven, recién llegada tuviera todos esos planteamientos. Entonces decían: representas a las mujeres, a los jóvenes, a los trabajadores, a los indígenas. Digamos que eso fue bueno para aumentar el impacto del movimiento.


Después, ya en el 2004 que me dedico a la defensa de los derechos no solo de palabra sino en los tribunales.
Antes de la reforma de 2012, las personas que conocíamos el derecho podíamos litigar, yo me ponía a litigar casos muy duros de empresas que habían llegado antes del Tratado de Libre Comercio y había intereses económicos y políticos muy fuertes, entonces era una complejidad porque otra vez, una mujer indígena joven, pobre, se estaba enfrentando con los abogados que eran una inminencia.


A pesar de eso, yo he pensando, soy una mujer de clase trabajadora, y eso que ha aprendido lo usa para ayudar a otras.
A nosotros nos decían que hacíamos libros, no demandas. Porque nosotros ponemos todo el argumento jurídico, si nosotros observamos que aunque la trabajadora le estamos presentando una demanda de despido no solo voy a poner eso, sino todo lo demás que yo identifique que le fue violado desde el día que entró a su trabajo. Por eso es que hacíamos libros. Nos decían que no procedía porque tienes que poner una sola cosa, y yo decía: No, queremos su indemnización pero todo lo demás también.


Son luchitas que hemos ido ganando pero que han sido a través de la perseverancia y nosotras teniendo seguridad de que lo que pedimos es lo correcto, reconociendo que las mujeres trabajadoras tenemos fuerza, las mujeres de cualquier ámbito.

Hoy por hoy se habla de derechos humanos laborales, pero hubo un día de la historia que no fue así. En nuestras demandas también hablábamos de que se violaban no solo los derechos como trabajadora. La junta de conciliación nos decía, no procede tu demanda porque además de todo lo laboral me estás indicando una violacion al derecho humano. Y yo decía, primero somos humanas, después trabajadoras.

Para ser trabajadora soy humana, se me tienen que respetar en el lugar en el que yo esté, no importa si es mi comunidad, mi trabajo, dónde sea. Fue una lucha que duró muchísimos años, fuimos de los primeros en el país que hicimos esos planteamientos, afortunadamente esa lucha creció en el país. Hoy podemos decir que tenemos derechos humanos laborales.

Las violencia por ser defensora de derechos humanos

Margarita Ávalos: Por mi trabajo vivo otro tipo de violencia donde ha estado en riesgo mi vida.

En una ocasión estábamos teniendo casos complejos tanto de la maquila como el de una jovencita que fue secuestrada, violada y luego arrojada a una vialidad, muere atropellada. Quien hizo todo esto fue el sobrino de Jorge Hank Rhon, un político tijuanense que de hecho fue alcalde, el sobrino con amigos.
Teniendo una serie de casos, un día llegó un hombre a la oficina con agua sucia en un vaso, me la aventó en la cara y tiró una bolsa negra en las sillas que estaban en la entrada donde atendiamos a los trabajadores y trabajadoras. Entonces, me agarró del cabello y comenzó a arrastrarme en la oficina, el salón y después me tomó de los hombros y me dio muchos azotes contra el piso. Dejó la bolsa que contenía programas que estaban instalados en las computadoras, también tenían archivos de casos que estábamos llevando tanto de la maquila como de zapatismo, violencia hacia las mujeres, mucha información. Para mi fue como un aviso de: sabemos lo que están haciendo.
Después tuvimos noticias de que la asociación de la industria maquiladora en Tijuana tuvo una reunión exclusiva para planear como desaparecernos, yo estaba en la lista.

Hemos tenido varios casos, ese fue el que me abrió los ojos, para mi fue una señal de que el trabajo que hacemos es un trabajo que afecta intereses y que si es posible tener represalias.

Asesorando a trabajadora que tuvo accidente de trabajo

Después, hemos tenido varios eventos, uno de ellos es que después de salir de capacitar a unos trabajadores y darles asesoría legal por un proceso que estaban llevando en Tijuana, yo vivo en Rosarito, estábamos como salida hacia Tecate, yo vivo en Rosarito hacia el sur. Para irme de Tijuana a Rosarito hay que agarrar una vía que va por los cerros. Es un corredor utilizado por los camiones de carga y los trabajadores de maquila porque no pasa por la ciudad. El carro que yo traía en ese tiempo era bastante conocido porque en el que llevaba para hacer las actividades. Por estudios que hicimos después, nos dimos cuenta que habían estudiado mis movimientos por donde ingresaba cuando iba por esa zona, y ese boulevard ha sido peligroso por accidentes y asaltos.


Lo que se descubrió cuando se hizo el peritaje al carro, me dijeron que cortaron una llanta para que explotara en la rodada y también modificaron los frenos, de tal manera que cuando iba en la vía, que es bastante rápida y con curvas, me fallaron los frenos, explotó la llanta y di tres maromas en el carro. Años después volví a tener un accidente en el carro y lo mismo, en una vuelta de bajada, me volteé.

Otro hecho que tuve, y que para mi fue un aviso, es que saliendo de una fundación, yo iba para la universidad. Estaba esperando el transporte público, me rodearon muchos policías y patrullas y me detuvieron. La razón que me dieron, después de haber tomado la declaración. Antes los policías me amenazaban y me decían que era por el trabajo que hacía. El cargo que me pusieron fue por robo de joyería, en realidad yo estaba en la calle y venía saliendo de una fundación de uno de los grupos de Tijuana.

Así, ha habido varias situaciones de amenazas, me persiguen cuando voy manejando. Por ejemplo, una vez en Tijuana en una vialidad salieron muchas personas encapuchadas con armas largas y apuntando. Hay ciertos hechos que no tengo claro de dónde vienen, quién los envía. Lo que sí sé es que el trabajo que he hecho por más de 20 años de alguna forma ha tocado intereses políticos, económicos. de alguna forma mi persistencia en estos años haciendo trabajo con mujeres, migrantes, indígenas, haciendo trabajo del medio ambiente, con jornaleros, con artesanos, hay a quienes no les gusta.

A través del tiempo y de reiteraciones, hoy creo que de alguna forma si afectamos intereses.

Por las mujeres que no pudieron decidir…

Acueducto Noticias.- Algo que me llama la atención, es que a través de lo que nos vas comentando hay mucha fuerza interior, resiliencia ¿De dónde viene esa fortaleza?

Margarita Ávalos: En realidad no puedo decir que admiro a una persona o a una mujer. Yo admiro a todas porque creo que todo lo que cada mujer haga por el bienestar de ella misma y de las otras es valioso. Todas aprendemos de todas, no puedo elegir solo la ideología de una porque en realidad todas aprendemos de todas.


Creo que la fuerza ha salido de todas las mujeres en este caminar, yo creo que si hay una fuerza interna, parte de esa fuerza viene de mis ancestras porque fueron mujeres que no tuvieron la oportunidad de defenderse, expresarse o de vivir incluso.

Recibiendo premio Hermila galindo 1er lugar. 2017


Mi madre murió cuando yo era niña, ella era muy joven. Pienso que hay muchas mujeres que podían dar mucho y que la vida no se los permitió, el contexto no se los permitió. Mi madre murió de cáncer, pero no fue diagnosticada. Entonces, se trata de violencia estructural, violencia de estado el que las mujeres no tengan acceso a la educación, que no tengamos acceso a la información, a la salud, es violencia que coarta la posibilidad de que las mujeres tengan acceso a una vida.
Quizá esa fuerza viene de lo que mis ancestras no pudieron hacer.

Para finalizar, ¿En qué estás? después de todos esos procesos.

Margarita Ávalos: Yo creo que es una decisión de vida, definitivamente todo lo que hago lo he convertido en mi forma de vida, voy a seguir haciendo este trabajo.
Algo que no comenté es que también soy artesana desde niña, ha sido un proceso difícil porque cuando vivo en Puebla, también la artesanía es una forma de violentar a las mujeres. Una porque nos dicen que es lo que nosotras tenemos que hacer, otra porque todavía desafortunadamente, si recorremos el país vamos a ver como discriminan a las mujeres indígenas que se dedican a la artesanía porque se ve como un trabajo no valorado, un trabajo que no tiene valor. No lo hemos reivindicado como un trabajo digno, que aporta a la economía y no solo a la economía, sino a la cultura.


Y que ademas somos nosotros los que estamos rescatando la escencia de México, para mí ha sido todo un proceso porque cuando muchas mujeres llegan ala frontera, a muchas mujeres, nos ocurre que ocultamos esa característica que nos hacen vulnerables y que pueden ser un factor de discriminación. Entonces, hacer todo un proceso de reconciliación, reconocimiento, de valoración, no solo con la familia, la cultura, lo que somos, de dónde venimos, nos puede llevar la vida. Yo creo que una de las formas de este proceso de reconciliación ha sido juntarme con personas que han tenido historias parecidas.


Fue por eso que decidimos hacer México Artesano porque reúne a personas de todo el país, incluso de otros países que muchos de ellos están en el proceso de reconciliación con su cultura, con sus raíces.
Entonces, ahora hago esa reconciliación entre artesanía, derechos de las mujeres, derechos laborales y derechos humanos todo con perspectiva de género.