Los regateos de los Reyes Magos

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Morelia/ACG/Wendy Rufino

“¿Cuánto es lo menos? todavía fuera para mí ,pero es para un chiquitín” Alega un hombre a una joven comerciante con un humilde local en los alrededores del Auditorio Municipal.

Los regateos se escuchan desde las tres de la tarde entre los puestos de comida y los de juguetes, al fondo todavía los trasnochados olvidan sus penas bajo el sol con unos tragos encima.

“¿A cuánto la bici? Pregunta una joven pareja. Le cuesta 1980 pesos calidad garantizada, no hay pierde.” Todos sufren con el precio y entre negociaciones inverosímiles para cualquier tienda departamental se llevan acabo las compras, todos ganan, nadie llega sin nada a casa.

El precio para disponer de un puesto en la calle García Obeso, según Rosa M. una de las vendedoras, cuesta 400 pesos por dos días a pesar de ser la zona menos transitada.

¡Lleve su aguinaldo a diez! ¡Aquí le tenemos la oferta, rematamos, pase y pregunte! ¡Compre su dron! ¡Calcetines de tres pesos! ¡Lleve su mandil! Es el tropel de voces mientras se camina buscando el mejor precio.

Se venden por doquier ropa, zapatos, pelotas, muñecas, carriolas, pistolas de plástico, dinosaurios, carritos, juguetes usados, videojuegos clásicos de los noventa y de última generación. Los juguetes de madera, baleros, tambores y futbolitos, son los puestos que casi nadie voltea a ver solo para preguntar por las guitarras de Coco y el ring para la Lucha Libre.

La realidad en esta travesía es distinta a las de las tiendas comerciales con sus pasillos pulcros llenos de juguetes apilados y luz. Aquí se camina entre baches, cables, lonas de colores y focos ahorradores, todo el tiempo se mira hacia los lados sin soltar el bolso entre la multitud.

También se puede encuentran peceras, hamsters y conejos entre el laberinto de puestos con juguetes que arman las calles Lago de Patzcuaro, Lago de Cuitzeo, Lago de Chapala hasta la Avenida Lázaro Cárdenas donde los padres aluzados por los autos sortean el tráfico con una sonrisa o un gesto enfadado.

En el auditorio no se busca el juguete de moda ni la marca, eso es parte de otra realidad que aquí no se aspira. Entre la piratería, los juguetes de siempre y de segunda mano que se acomodan en las faldas de los puestos como si se tratara de una galería con piezas de colección, se vende la ilusión del juguete para el niño que espera en casa el día de los Reyes Magos.