Los menospreciados

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Acueducto/Jacobo Díaz Ortega

La investigación de la becaria colombiana Liliana Patricia Correa Rodríguez sobre el trabajo artesanal de varias regiones del país, si bien limitada por el tiempo y el ámbito de acción, pone el relieve la dimensión de una actividad económica menospreciada en los últimos años.

Una actividad artesanal ejecutada por los grupos marginales de la provincia y particularmente a partir de la mal llamada globalización, esa que nos trajo desde la escuela de Chicago las políticas económicas fundamentalistas de libre mercado, pero que invariablemente forma parte del arte popular que en aras de la modernidad ha querido sepultarse.

Sin embargo, al tener un mercado tan amplio en el sector turístico, especialmente el internacional, toma fuerza en la paradoja de la imitación que hacen de ella naciones como China, productora de todo tipo de artesanía, incluida la más representativa de las tradiciones mexicanas.

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Los “retratos de familia” de la estudiante colombiana, becada por el gobierno mexicano, logrados en un recorrido temático por diez estados del país, son el rostro objetivo, aunque limitado de un sector que sobrevive especialmente en la provincia y por el entorno en el que se desenvuelven.

Por lo menos los de las áreas urbanas fotografiadas en el estudio en cuestión, muestra que tales familias, en algunos casos, han escalado hasta el sector medio bajo de la sociedad, lo que ya indica un nivel de ingresos que lo separa de la marginación.

La anterior es una situación no tan halagüeña en el caso de miles de productores de regiones pobres en entidades como Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Hidalgo, Chiapas, San Luis Potosí, Tabasco o Michoacán entre otros, muchos de los cuales solo perciben ingresos de subsistencia porque los acaparadores se llevan la ganancia mayor.

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Porque si bien no son todas las que están ni están todas las que son, porque buena parte de las principales artesanías de México no se incluyen, como los alebrijes de Oaxaca, la talavera de Puebla o los sarapes de Saltillo.

Sin embargo, la muestra alumbra al sector marginal que extrae el aguamiel y produce pulque o elabora la barbacoa, el primero derivado de la tradición prehispánica y el segundo como híbrido de la época colonial, es por sí mismo relevante para impulsar su comercialización en un entorno en el que el consumo de ambos ha sido relevado por la mercadotecnia de nuevas bebidas y alimentos.

Una reflexión crítica sobre esta actividad nos lleva necesariamente a concluir en primera instancia que se ha vuelto proverbial que sean los extranjeros quienes incluso a vuelo de pájaro desentrañen muchos de las potencialidades y fortalezas del país o bien, resaltan nuestras debilidades y lastres y luego, que a pesar de que la actividad artesanal no figura en los informes oficiales como una actividad económica relevante, representa un poco más del 2 por ciento del producto interno bruto mexicano y que crea empleos y resuelve reclamos de subsistencia.