Morelia/Xana Zamudio
Sospecho que la hierba misma es un niño, el recién nacido de la tierra.
Walt Whitman
En la Laguna larga de los Azufres de Ciudad Hidalgo en Michoacán la hierba se asoma por todos lados. Los árboles de pino y oyamel son grandes guardianes de las aguas que se tornan verdes en un espejo mayúsculo que se dibuja en la laguna.
Los pájaros reciben la mañana con su canto mientras se dibujan los primero rayos del sol. Entre las montañas, junto a la laguna, el frío acontece entre el paisaje. Las nubes frías se cuelgan del cielo componiendo un horizonte bicolor a primera vista. Pero, si te acercas de a poquito, el verde es una gama colorida; verde lima, verde pino, verde musgo.
El humo de las chimeneas se observa desde lejos, un hombre camina a tientas entre los árboles, las casitas de campaña se abren a la vista boscosa y los botes del embarcadero están listos para dar inicio a la aventura. Es así cómo se inaugura la mañana en la Laguna larga; entre paisajes verdosos, café caliente y aguas cristalinas.
