La crónica del mole

Fotografía: ACG
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Morelia/Acueducto

En una de las Tenencias más conocidas de Morelia se encuentra Santa María de Guido, característica por tener entre su gente una de las recetas tradicionales más rica y emblemática de nuestro país, cuyas recetas varían en el sabor, la textura, el color y hasta la manera de comerlo.

El mole es una comida especial, se hace cuando una persona cumple años, sobresale en algún ámbito o en las reuniones familiares; se acompaña con piezas cocidas de pollo, guajolote y hasta bistek; algunos lo comen con tortillas, lo acompañan con arroz, un bolillo y se puede comer en cualquier momento, como desayuno, almuerzo, comida y hasta cena.

En la fiesta patronal de Santa María de Guido, un pasillo lleno de moleras lanza el olor atrayendo a las personas a cada uno de los lugares, en el último día de exhibición, venta y competencia donde las personas degustan para saber cuál mole es el mejor, uno picosito, dulce o de los dos.

Muchas personas iban y venían en la plaza de la Tenencia, el día de las “Maris” convino para que algunas fueran a festejarse con una buena mole con su muslo de pollo que deja los dedos con salsa roja y mientras se lanza la mordida la lengua disgusta el conjunto de especias y chiles secos.

La onceava Feria del Mole terminará la noche de este 15 de agosto donde la fiesta promete un buen momento agradable para todas las familias con ganas de darse un momento para vivir una de las tradiciones significativas, por el sabor, en esta ciudad.