El verano no termina de cuajar

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Morelia/Fernando Salgado

Hoy termina la primavera y la colorida imagen del horizonte que trae consigo. En las semanas pasadas, varias lluvias han sorprendido a la ciudad michoacana mientras las personas esperan que las historias de los padres y los abuelos se hagan realidad.

Contaban lluvias de una semana o de un mes sin inundaciones y con pequeños caudales de agua levantando la humedad del petricor en la nariz de las personas. Ahora el verano de este 2019 pareciera un pequeño resfriado que no termina por dar una lluvia como la conocemos, pero mantiene la amenaza de inundaciones violentas o lluvias torrenciales. En un fin, una expectativa angustiante.

Ojalá, este verano termine de cuajar en estos días y nos dé una estación tenue; que los cielos sean más nublados y que disminuya el calor, que sea un verano de las historias y de la literatura como Macondo, dónde llovió durante tres años; Gabriel García Márquez nos transporta al realismo mágico a partir de este símbolo de la abundancia y de la destrucción.

El libro de Rayuela, de Julio Cortázar, desarrollado entre las calles de París entre Oliveira y la Maga, existe una presencia impresionista de la lluvia. Una historia entre un ambiente nebuloso y mate.

Esperemos un cambio paulatino, aunque los tiempos actuales se ven amenazados por el cambio climático, el ser humano siempre dará parte a la nostalgia de lo que fue comparando el ahora, desapasionadamente.