¡Dulces, dulces…!

Fotografía: Changoonga
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Morelia/Acueducto

Se vale soñar, incluso despierto. Porque los sueños se persiguen levantándose cada mañana con el ánimo de saludar el día con una sonrisa. Como Rafael Eduardo, un niño de humilde procedencia, pero con un sol en el corazón. Qué cada amanecer se levanta para ir a la escuela, y trabajar para ayudar a su familia.

Con la ansiedad de saber de Rafael acudimos al evento de entrega de becas que se organizó en honor a él. Fuimos en su búsqueda para conocerlo en persona a la escuela primaria: Instituto Michoacano de ciencias de la educación.

A la llegar, no lo localizamos  de inmediato y esperamos para el evento y en punto de las nueve y cuarto, se llenó la mesa de honor por servidores públicos como el secretario del Banco Instituto del Bajío y el Secretario de Educación Alberto Solís y Rafael, el niño que sirve de ejemplo para los demás niños que quieren estudiar.

Y como la vida es similar, en muchos aspectos, en las personas que nacen y mueren soñando, el secretario recordó su infancia: la difícil pero alegre niñez, llena de carencias, y se vio reflejado en Rafael, por lo que lo apadrinó. Lo adoptó como su hijo para velar a este pequeño que sueña en grande. Y prometió apoyarlo hasta que sea un hombre distinguido