Curva de aprendizaje en peligro

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Morelia, Mich. /Acueducto.- “Si se extiende más el cierre de las escuelas, hay un gran riesgo que los niños y niñas se queden atrás en su curva de aprendizaje y que los alumnos y alumnas más vulnerables no vuelvan a regresar a las aulas. Es vital que no dejen de aprender desde casa”, dijo Bernt  Aasen, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Aunque las dificultades sean diferentes entre los estudiantes en América Latina, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) advirtió en marzo que “nunca tantas escuela habían estado cerradas al mismo tiempo”.

La expansión del virus Covid-19, que provocó que muchos países de la región entraran en cuarentena, dejó a por lo menos 154 millones de niños y niñas, o más del 95% de la matrícula, fuera de los colegios, de acuerdo con UNICEF.

Además, destacó el Fondo, el cierre de las escuelas con lleva a la suspensión de otras actividades claves para los niños como es el servicio de alimentación escolar.

Por toda América Latina zonas rurales y pobres barriadas en las ciudades o carecen del servicio de internet o es muy lento dificultando que los niños más vulnerables puedan acceder vía teléfonos inteligentes a las tareas que envían por Whatsapp.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro mantiene desde marzo un programa en la televisión estatal llamado “Cada familia una escuela” y que a lo largo de una hora ofrece sencillos contenidos para niños de educación inicial, primaria y bachillerato.

Algo similar ocurre en Cuba, donde desde esta semana se han dedicado dos de los ocho canales de televisión a clases para escolares de cinco a 18 años.

Denisse Gelber, investigadora del Centro de Justicia Educativa de Chile, dijo que era inviable que los padres, algunos de los cuales siguen trabajando fuera del hogar, puedan continuar apoyando la educación de sus hijos.

En Chile, donde estallaron violentas protestas callejeras el año pasado, los maestros, académicos y actores llamaron la semana pasada en una carta abierta a las estaciones de televisión a que transmitieran programas educativos para evitar el agravamiento de la “graves desigualdades”.

La dependencia de Internet para mantener la educación también está impulsando la desigualdad entre las escuelas urbanas y las zonas rurales con menos infraestructura.

Martha Gracia, que enseña tecnología de la información en una escuela en el pequeño pueblo colombiano de Arbeláez, dijo que los maestros están enviando tareas por WhatsApp, aunque solo alrededor del 30% de ellos tienen acceso a esa aplicación.

“La mayoría de los estudiantes son del área rural que no tienen recursos y no tiene computadoras en sus casas”, dijo Gracia. En la remota comunidad de Palo Mocho, en el sur de Venezuela, donde la señal de internet y celular es escasa, la educación ha vuelto a sus raíces rudimentarias.

“No es nada sencillo mantener la continuidad de clases”, dijo Ariannys Rengel, de 32 años, directora de una escuela local que ha estado visitando a familias, a veces caminando hasta una hora para llegar a sus hogares.

“El gobierno habla de avances tecnológicos, pero acá no hay ni televisor, ni radios, ni teléfonos inteligentes”, dijo Rengel.