Morelia, Mich. | Montserrat Herrera/Acueducto Online.- Desde las afueras del Centro Histórico de Morelia, las luces que emitía el Teatro Mariano Matamoros eran estelas en el cielo que llamaban la atención de más de uno.
Cuanto más te acercabas al corazón de Morelia, los destellos del teatro te envolvían y te provocaban a entrar.
Las escaleras, adornadas con velas, así como las lámparas zen que colgaban del techo, avisaban al público que el 34° Festival de Música de Morelia, Miguel Bernal Jiménez, estaba por comenzar.
La gente entraba de a poco al teatro para tomar su lugar y poder presenciar el concierto inaugural, no sin antes tomarse la foto del recuerdo.
La sala del Teatro Matamoros terminó llena unos minutos antes de comenzar, pues la impaciencia por ver a la Orquesta Filarmónica de Jalisco, de la mano con cantantes Malasia, era indescriptible.
En este acto se hicieron presentes figuras como Alfonso Martínez Alcázar, presidente municipal de Morelia, así como Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador del Estado de Michoacán, quien dio pauta a la inauguración del festival que lleva por nombre al compositor michoacano, Miguel Bernal Jiménez.
Miguel Bernal, considerado el gran exponente de la música religiosa del siglo XX, fue el que puso la primera piedra para la creación del festival, mismo que por su fallecimiento, porta con honor su nombre.
Exactamente a las 9:00 pm, el gobernador de Michoacán dio por inaugurada esta serie de espectáculos, los cuales posicionan a Morelia como Ciudad Creativa de la Música, según la UNESCO.
La melodía de los violines, violonchelos, cornos franceses y otros más de instrumentos de orquesta, que imitaban las clásicas notas de Mozart, hicieron que el público quedara completamente en silencio para no perderse ningún tramo de la composición.
De vez en cuando, los cantantes de Malasia hacían apariciones para deslumbrar a los espectadores con el poder de sus voces cautivadoras.
Es así como terminó el primer día del Festival de Música de Morelia, con el público completamente de pie, llenando de aplausos la sala…
