Morelia, Mich. | Ximena Ruiz | Acueductoonline.- Son las 5 de la mañana, rodeando Ciudad Universitaria en Morelia, se percibe la gran cantidad de jóvenes formados para la vacuna contra el Covid-19 a pesar de la lluvia que hubo anoche.
Tratando de encontrar el final de la fila, me estaciono. Bajo del coche con un buen presentimiento de que hoy sí me va a tocar mi vacuna, tomo mis bancos, mi mochila y comienzo a caminar.
Encuentro el final de la fila, es un poco más corta que ayer, les digo “Buenos días” a los que ya se encuentran ahí y en seguida se empieza a formar más gente detrás de mí, todos saludando.
Le llamo a mi amiga: “ya estoy formada, no quise despertarte, porque primero quería ver si no estaba tan larga la fila y si sí valía la pena formarse”, le paso mi ubicación.
Un chavo que está dos personas atrás de mí, destapa un panqué y comienza a ofrecer si alguien gusta, se me hizo algo muy amable, creo lo que necesitamos todos en este punto es la calurosa empatía y amabilidad para esta fría mañana.
De mi lado izquierdo, se encuentra una joven con su mamá platicando y riendo, al otro costado una joven son su papá, muy serios, y a su lado, un grupo de amigos conversando tratando de matar el tiempo.
Se puede sentir como se va refrescando la mañana, debí haber traído una cobija, espero mi amiga venga mejor equipada que yo. Salí muy rápido de mi casa, medio dormida, por lo que no se le ocurrió prepararme un rico café que me haga más ameno el frío.
Las personas siguen pasando en frente de mi para formarse, me pregunto ¿hasta dónde estará la fila ahora? ¿Incluso yo alcanzaré vacuna hoy? En fin… a pesar de ser el último día de vacunación, mejor ni pongo expectativa alguna y me dejo sorprender.
