Crónica. En la intimidad de Morelia

Foto: Enrique Castro
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Morelia/Héctor Tenorio

Desde las seis de la mañana, Wilberth Rosas Moge, encargado de la Jefatura de la tenencia de Santa María de Guido, junto con Ubaldo Aguilar García, Miguel Rivera Luna y otros, ven el amanecer desde la cima del cerrito de Calvario.

Desde ahí se posee una vista privilegiada, donde se puede contemplar gran parte de Morelia, pero su atención está en el vuelo de cinco cuervos que, con sus graznidos, anuncian el nuevo día.

Ahí nos encontramos, después llega Enrique Castro. Rosas Moge se despide porque tiene una entrevista en la radio, luego volverá.

Caminamos unos metros y el sol ilumina a la Plaza Nezahualcóyotl, la cual ha sufrido muchas mutaciones, su nombre anterior era Plaza Santa María de Guido, perdió la mitad de su extensión ya que se construyó la escuela primaria 20 de noviembre, la cual luce las bancas de la antigua Valladolid, el techo del Quiosco lo arreglaron el año pasado.

Estamos en el corazón de la comunidad que huele a pueblo, por sus calles corren los papás que llevan a sus hijos y los dejan antes de que empiece la escuela, tienen que irse a trabajar a Morelia, todos van contentos. Los comercios están abiertos y la papelería es el lugar más visitado, buscan una goma que sea de buena calidad, una libreta, las fruterías lucen hermosas y las señoras que hacen tortillas a mano, llenan al aire con el delicioso aroma a maíz.

Ubaldo Aguilar y Miguel Rivera, nos invitan un café en el Oxxo y después caminamos por la calle Ramón López Velarde. Aguilar García se detiene y le viene un recuerdo, “cuando Fausto Vallejo era estudiante venía a la carnicería de Antonio Guerrero, que estaba en la esquina de esta calle, ahí con sus amigos de su generación, se amanecían”.

Seguimos nuestro andar y llegamos a la parroquia de Santa María de la Asunción, construida en 1624, tenía un espacio para el hospital y la cárcel donde metían a los borrachos. Actualmente, está cerrada y solo la utilizan cuando los ricos se casan.

Ubaldo Aguilar nos permite conocer su casa, su padre Don Francisco Aguilar López, tiene 96 años y está cocinando, quitado de la pena. Es un agricultor que todavía se encuentra activo. Nos vamos pronto. Cruzamos la plaza, todos saludan a Miguel Rivera y él les devuelve la cortesía.

Estamos enfrente de la antigua escuela 20 de noviembre, la cual es una construcción de cantera que forma parte del catálogo de Morelia, Patrimonio de la Humanidad. El gobierno del estado la dará en comodato para que se convierta en un centro cultural.

Tenemos hambre, los cuatro nos sentamos a comer pancita a un lado de la plaza. Las señoras que nos atienden llevan ahí 40 años, no les gusta que intente entrevistarlas. Sin embargo, le cuentan a Enrique Castro que el pasado 10 de marzo, cuando el gobernador Silvano Aureoles visitó la tenencia, las quitaron de su lugar utilizando a la policía.

Wilberth Rosas se incorpora con nosotros y come gustoso, a su lado se sienta Pablo Hernández Muñoz, el mejor ciclista de montaña, sus 500 trofeos así lo avalan, ha sido 4 veces campeón nacional, 7 veces campeón regional y 12 veces campeón estatal.

Él me relata pasajes de su vida, “del 2009 al 2012 fui parte del equipo de la Universidad Michoacana y teníamos todo el apoyo, pero después de esa época no he podido ir a otro campeonato nacional”.

Apenas el domingo en el municipio de Paracho, su hijo Pablo Hernández ganó en la categoría de Master de 40 años y su nieta, Romina Hernández Avalo, triunfó en la categoría infantil. Para completar el cuadro familiar, su esposa Yolanda Orozco Labastida también ha sido campeona. A pesar de tantos logros deportivos, él se dedica a ser herrero para sobrevivir.

Nos levantamos y vamos a la primaria “20 de noviembre”, donde estudian 351 alumnos. En el patio están varias muchachas cortándoles el pelo a los niños. Le pregunto a Lourdes Vargas quién dirige a las demás, “nosotras venimos de Cosmel, que es una escuela de belleza  y cosmetología, estamos aquí porque hicimos un convenio para hacer cortes de cabello a los niños gratuitos y mis alumnas pueden practicar, cada seis semanas estamos aquí y por el momento tenemos convenio con otras siete escuelas”.

Wilberth Rosas me presenta al director de la primaria, el maestro Rodolfo Navarro Tzintzun, quien lleva cinco años en el puesto. Me pongo a charlar con él, “somos de las mejores escuelas de la región. Tengo 12 docentes y un maestro de educación física, además estoy esperando un intendente, ojalá lo autoricen pronto. Logramos ser una escuela de calidad, con mucho esfuerzo, mi platilla de docentes es muy capaz y está entregado a la docencia”. Comentó que nadie falta, solo cuando asisten a cursos. Ellos se sumaron a la Reforma Educativa y la consideran positiva, aunque aceptó que el sueldo sigue siendo el mismo. Me comentó que le pidió al gobernador Silvano Aureoles Conejo, en su pasada visita a la tenencia, que arregle el patio, el cual está en malas condiciones.

La muestra de 6-A, Yadira García Urieta, interviene, “aquí los niños todavía recuerdan los usos y costumbres, tienen valores muy arraigados como la fiesta de la tenencia, el 15 de agosto. Sus relaciones son más afectivas, ya que se conocen desde hace tiempo”. La docente dice que sus alumnos son niños muy valorados en sus familias y los padres están al pendiente.

Nos despedimos y antes de irnos de la primaria Wilberth Rosas se toma una foto con todos los niños de 5 grado quienes, felices, sonríen a la cámara. Ubaldo Aguilar García y Miguel Rivera Luna se tiene que ir a trabajar.

El viaje casi termina, entramos a la oficina del encargado de la Jefatura de la tenencia de Santa María de Guido, Wilberth Rosas, quien atiende las demandas de la población, pero carece de recursos propios. Él está facultado por la ley orgánica para expedir: Constancias de residencia, cartas de recomendación, comprobante de que son cónyuges o viven en unión libre. Son en total siete documentos. Es una oficina de mediación de conflictos entre vecinos o problemas de desarrollo urbano, como alumbrado público, agua potable y transporte. Él es una autoridad auxiliar del presidente municipal y garantía de la gobernanza del municipio.

En este contexto, Wilberth Rosas habla sobre el secretario de Efectividad e Innovación Gubernamental del Ayuntamiento de Morelia, Antonio Plaza Urbina, “él está al frente de un área donde se hace la planeación y la distribución del presupuesto. En la propuesta de egresos que le hace al Congreso, se deben considerar acciones que se traduzcan en obras en beneficio de la comunidad, hasta ahorita yo no tengo ningún informe de las obras etiquetadas en el presupuesto del ejercicio fiscal del 2017”.

En enero, el Presidente Municipal, Alfonso Martínez Alcázar, se reunió con el encargado de la Jefatura de la tenencia de Santa María de Guido y con el secretario de Seguridad Pública, Juan Bernardo Corona, para establecer una mesa de trabajo y tratar el tema de la seguridad pública. Wilberth Rosas considera que hay que ver las acciones que emprenderá en materia de seguridad pública el edil.

Agregó que “habrá que ver las obras que hará en materia de salud, de deporte, de movilidad urbana, de rescate de aéreas verdes y de áreas federales. Además de la restauración del panteón, de la plaza, del Cerrito del Calvario y no sabemos si esto pasará”. Wilberth Rosas trabaja con la sociedad y cree que la sinergia que ha creado con la población obligará al Ayuntamiento a voltear los ojos a esta tenencia.

Salimos de ahí y encontramos la parroquia de la Virgen de la Asunción, llena de árboles, es muy transitada porque conecta tres calles. Al fondo está el templo, casi vacío. Solo una anciana platica con otro anciano que sostiene una vela, nada parece perturbarlos. Nos retiramos con la sensación de haber pasado una mañana en un pueblo lleno de historia.