Morelia, Mich. | Acueducto Online/ Jaqueline Espinoza.- Entre plantas, animales disecados, actividades recreativas y regalos para hacer dinámica la información, se llevó a cabo la feria del medio ambiente.
Como parte de los trabajos que se realizan en Michoacán para el cuidado del planeta y con motivo del día mundial del medio ambiente, se realizó la feria en la que niños y grandes tomaron consciencia del impacto ambiental.
La inauguración de dio a las 9 de la mañana con asociaciones y secretarías ya presentes, aquellas que están preocupadas por los cambios que ha presentado el planeta y se necesitan atender.
Desde muy temprana hora se podía ver a personas acercarse a los stands, mayormente eran jóvenes que iban saliendo , entrando o entre clases de preparatoria y universidad.
Algunas maestras, tuvieron la iniciativa de llevar a sus grupos de niños y niñas para pasar un momento agradable y de aprendizaje.
Lo que más llamaba la atención y era observado por largo minutos mientras los encargados daban toda la información necesaria del por qué era necesario preservar las especies, era los animales del mar disecados, pues era impactante para los pequeños ver a una mantarraya o un tiburón tan cerca, aunque no estuviera vivo.
En uno de los stands, había fila y podían pasar mucho tiempo los niños pues ofrecían una divertida actividad de pintar figuras de yeso, ahí sacaron toda su creatividad y conocían a profundidad la historia del animal que estaban pintando.
Muchos jóvenes también se emocionaron con la propuesta y se tomaron unos minutos para sentarse a decorar su figura.
Se estaban obsequiando también variedad de artículos que ayudarán a que el planeta no resienta más el ataque humano, entre estos, bolsas de plástico recicladas, morrales de material orgánico con libros para colorear adentro y folletos para adquirir más conocimientos.
Los niños preguntaban de todo, cualquier duda la expresaban y era contestada de la mejor manera para hacerles saber que su interés era valorado por los adultos.
Existía una gran afluencia en la Calzada Fray Antonio de San Miguel, lugar donde se desarrolló el festival, los grupos de pequeños alumnos no dejaban de llegar y eso hacia sentir orgullosos a los participantes de que había interés por preservar.
En un ambiente tranquilo, rodeado de experimentos y felicidad, todos podían vivir una experiencia linda y placentera que al mismo tiempo será un precedente para que las futuras generaciones tengan consciencia de que el mundo en el que viven debe cuidarse o podría haber consecuencias graves.
