Copérnico Vega, mundos nuevos

(Foto: Montserrat Herrera)
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Morelia, Mich. | Montserrat Herrera/Acueducto Online.- El cariño por el arte llevó al padre de Copérnico Vega a introducirlo al vasto mundo artístico, empezando con la pintura. Copérnico, al final de sus clases en la Casa de la Cultura de Morelia, esperaba a un amigo suyo que se encontraba en teatro para irse juntos, lo que hizo que el destino le abriera las puertas a la clase e inclinara su gusto a la actuación.

Un día, el padre de Copérnico lo llevó a ver la obra de Don Juan Tenorio, un seductor que cae rendido a los encantos de Doña Inés, lo que hizo que el pequeño Copérnico dijera para sí: “yo quiero estar ahí”.

Quién diría que, años más tarde, la oportunidad de ser parte de la obra de Don Juan Tenorio llegó, cumpliendo su deseo.

Para él no existe una “receta secreta” para entrar en personaje, sino que busca dentro de sí los sentimientos para mostrarlos en escena: “si hay verdad en la escena, va a afectar al espectador”.

— ¿Alguna vez has vivido algún tipo de prejuicio por querer ser actor?
— Tenía amigos en la preparatoria que estaban ajenos a esto y el machismo predomina, entonces me decían “¡te maquillas! ¡Eso es de mujeres!”, siempre ha habido prejuicios de esos y que los actores son homosexuales. Es un tabú, una ignorancia realmente.

Copérnico, que ya ha hecho varios personajes en esta obra vive, cada año, una nueva experiencia al presentarla: “el día que deje de sentir nervios por hacer a un personaje, mejor me retiro, porque creo que los nervios son lo que le dan la vida al personaje”.

Él, arriba del escenario, entra en un nuevo mundo en donde, ahora, él es el personaje y los demás son parte de ese ambiente; el público no existe en ese momento, sino que viaja al plano de su personaje y se convierte en él.

“Cuando vives al personaje te olvidas del público, cuando gozas al público es cuando ya te desconectas y das las gracias al público… vives en su contexto, en su momento, en su vida, en su realidad, en su aquí y ahora… por eso el teatro es mágico. En una ocasión yo tenía un dolor de muela, antes de entrar a escena, y al momento de entrar a escena, ¡pum!, el dolor desapareció”.

Copérnico ha actuado como el mismísimo Don Juan Tenorio, llevando más allá su deseo y, en sus palabras, disfrutando cada momento arriba del escenario.