Compostura en tiempos electorales

Imagen: Alberto Torres
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Morelia/Erick Alba

Las demandas son de urgente resolución, como siempre, aunque la marcha de este Primero de Mayo en Morelia luce más apagada que enardecida pues no son pocos los procesionarios de ahora, pero con una actitud extraña, como si la protesta social se hubiera burocratizado.

“¿Gritaron alguna consigna en especial?”, pregunta el reportero a uno de los caminantes del Sindicato de Trabajadores del Poder Ejecutivo (STASPE) que ya han concluido su caminata.

“Son tiempos electorales, hay que mantener la compostura”, responde con un aire impreciso que no permite distinguir si su respuesta es broma, convicción o reclamo.

Son unos 2 mil 500 trabajadores de ese sindicato los que se reunieron, confirma el entrevistado, aunque los conteos más conservadores dicen que fueron al menos 10 mil en total, sumando a las otras organizaciones gremiales que vienen sobre todo de escuelas públicas.

Tal vez se esperaba una actitud así pues la seguridad también es relajada: una sola motocicleta del departamento de Tránsito estacionada en la acera, y sin el oficial a la vista, es el único indicio de que los uniformados están por allí, en algún lugar.

Y eso hace juego con la multitud de sombrillas de tantos colores que invaden la Avenida Madero de Morelia, de Oriente a Poniente y viceversa.

Las columnas de caminantes se encuentran frente a Palacio de Gobierno en forma de sombreros de fibra tejida, lentes oscuros y pláticas entre los procesionarios ataviadas de risas en pareja o en trío que más recuerdan a un paseo dominical que a una jornada de recordatorios sobre deudas pendientes.

Tal vez sea el efecto adormecedor de los días de asueto que se vienen, y aunque la lucha es impostergable también se impone la duda: “¿será necesario descansar de tanta indignación aunque sea por unos días?”.

En eso aparece la manta del combativo pueblo de Cherán: “Sindicato Independiente de Trabajadores del Colegio de Bachilleres del Estado de Michoacán. Siempre en Lucha y Defensa de los Derechos Laborales”.

Y aunque el contingente detrás de la manta camina en silencio, la leyenda sirve al lo menos para refrescar en la memoria la consigna que ya se perdió en la distancia: “Queremos escuelas, no telenovelas”.

A pesar de este aire pasivo, los medios aseguran que la protesta fue intensa, que en el mitin se reclamó el pago de 500 millones de pesos que se le debe al fondo de pensiones, pero eso contrasta con el ambiente amigable que puede observarse a dos cuadras del punto de reunión.

Porque ese aire de marcha y protesta rutinaria envuelta en risas, pasos lentos y cortos, con miradas oteando en cada descanso de contingente parece tan neutral y despreocupado como la espera que se tiene en cualquier fila de supermercado.

Tal vez sí, tal vez la indignación descansó por hoy.