Campamentos, casi en el olvido

Imagen: Héctor Tapia
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Lázaro Cárdenas/Héctor Tapia

Alrededor de 500 pescadores, que integran las cooperativas que se hacen cargo de operar los centros de protección de la tortuga marina en la Costa Michoacana, se ven afectados actualmente por la falta de los pagos que le corresponden al gobierno del estado.

De acuerdo a Efraín Vargas Tapia, quien preside la cooperativa de Barra de Pichi, desde el 15 de julio pasado, fecha en que inicia oficialmente la temporada arribo de la tortuga marina, no se les ha pagado los recursos que se les entregan para asegurar el funcionamiento de estos centros de protección.

El también representante de las 23 cooperativas que operan los campamentos tortugueros, dijo que por cada bimestre se les hacía llegar alrededor de 30 mil pesos por campamento, que se repartían para el pago de jornales. La cooperativa de Pichi alberga a 20 pescadores.

Vargas Tapia señala que a la fecha, simplemente a la cooperativa que representa, se les adeuda cerca de 90 mil pesos. Por si fuera poco, dice, lo que son materiales, equipamiento, para el campamento tampoco ha llegado.

Señala que la federación está aportando los recursos que le corresponden para el funcionamiento de estos campamentos tortugueros; sin embargo, apunta, este monto es muy bajo e insuficiente.

Quien se encarga de destinar estos recursos por parte del gobierno michoacano es la Comisión de Pesca del estado (COMPESCA), dependencia que incluso se tardó en pagar lo relativo al 2013. Ahora se adeuda sólo lo del presente año.

Efraín Vargas Tapia indica que el cambio en las reglas de operación que ha tenido el programa de protección a especies en peligro de extensión, específicamente en este caso para la tortuga marina, si les ha afectado “en vez de asegurarnos a nosotros que estamos protegiendo a una especie en peligro de extinción”, nos están castigando.

Tal pareciera, dice, que hacer los trabajos de protección en lugar de recompensarnos nos está castigando.  

Precisa que a pesar de esta falta de pago, ellos no han bajado la mano y siguen haciendo los trabajos de preservación con recursos propios; este año, incluso, ha habido más liberaciones que el año pasado, superando este 2014 hasta con un 40 por ciento respecto al 2013.

A pesar de esta productividad, dice, no se les ha pagado lo que les corresponde.