Morelia, Mich. l Metapolítica.- El presidente Andrés Manuel López Obrador planteó que el avión presidencial –adquirido por Felipe Calderón el último año de su gobierno– estará disponible en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) para su renta, ya que será muy difícil venderlo debido a que “es una cosa impresionante, es muy lujoso”, y cuesta mucho reconvertirlo para que sea avión de pasajeros; “tampoco queremos rematarlo”, aceptó.
En conferencia de prensa matutina, el mandatario fue cuestionado sobre si esta decisión es una confirmación de “se le escapa la venta del avión”.
“No se ha podido vender porque lo hicieron muy extravagante y está hecho a la medida, es decir, lo hicieron como lo solicitaron, y darle otro uso, reconvertirlo para que tenga sus 240 sillas, lugares, porque ahora tiene 80 en total”, dijo.
Y agregó: “Volverlo avión comercial de 240 lugares ya no es posible, costaría muchísimo, inclusive hasta técnicamente sería complicado por el material que tiene, por eso ha costado tanto venderlo, no se ha podido y tampoco queremos rematarlo. Se tiene que vender a precio de avalúo y no han querido comprarlo”.
López Obrador espera que con el anuncio de que el avión presidencial estará disponible para la renta, si “sale alguien que quiere comprarlo a precio de avalúo, ¡vámonos!, se vende, pero no ha habido”.
El presidente dijo que su gobierno firmó un convenio con la Organización de las Naciones Unidas con el fin de apoyar en la venta del avión: “Sí había quienes estaban interesados, pero pagando menos, y eso pues no es posible”.
Dejó en claro que en su gobierno nadie lo puede usar.
A raíz del desplome del helicóptero, el 11 de noviembre de 2011, en el que murió el secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, y otras siete personas, la Cámara de Diputados –cuya mayoría pertenecía al PRI (242 legisladores) y al PAN (142)– llamó al gobierno de Felipe Calderón a renovar el avión presidencial “Presidente Juárez”, por ser una aeronave fabricada en 1985 y que había dado servicio desde el año 1988, con el pretexto de renovar el resto de la flota aérea para “garantizar la seguridad” del Ejecutivo federal y de los funcionarios de primer nivel del gobierno federal.
Entonces, Felipe Calderón tramitó y autorizó la compra de un Boeing 787-8, el cual ya estaba contemplado en el Paquete Presupuestal para el siguiente ejercicio fiscal, y cuya compra se concretó en noviembre de 2012 por parte del Banco Nacional de Obras y Servicios (Banobras) por 114.6 millones de dólares.
Los sucesores de Felipe Calderón, se mencionó, usarían esta aeronave –calificada como “búnker aéreo”– para que las giras al extranjero se realizaran sin riesgos para el Ejecutivo federal y sus tripulantes.
