Morelia/Alan Ortega
La tarde pesaba en los hombros. Con evidente ira, estudiantes normalistas michoacanos recorrieron las principales calles de la ciudad capital, en protesta exigiendo el esclarecimiento de la desaparición y asesinato de sus compañeros de la Normal de Ayotzinapa, en Guerrero.
Desde el entronque a la Carretera Federal que da a la Autopista Siglo XXI, en Xangari, los normalistas arrancaron la manifestación. Algunos colectivos les acompañaron en la protesta
Los rostros cubiertos algunos y botes de pintura en aerosol en mano adelantaban que las pintas serían inminentes.
Los normalistas, avanzaron codo a codo, gritando con furia sus consignas; fueron dibujando su inconformidad con aerosol en oficinas de gobierno, bancos y cadenas comerciales que encontraron a su paso.
La marcha en general transcurrió en paz, sólo hasta que la seguridad privada del Palacio de Justicia sobre la avenida La Huerta, se acercó a tratar de impedir que los colectivos, que en apoyo a los estudiantes, se encargaban de “grafitear”, sin conseguir éxito alguno.
La mayoría de los transeúntes sólo presenciaban atónitos la manifestación, algunos pocos “mentaban la madre” o realizaban gestos al observar como los estudiantes pintaban de manera impune las calles.
Comerciantes que se encontraban en el paso, ya habían cerrado las cortinas de sus establecimientos y solo esperaban a las afueras para percatarse de que sus fachadas no fueran dañadas por la euforia de los manifestantes.
La marcha continuó hasta llegar a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), que fue el destino final de la protesta.
Al caer la tarde, los representantes informaron que los medios no iban a tener acceso a la reunión entre estudiantes y la representación de la Comisión, mientras tanto los normalistas, veladoras en mano, iluminando sus rostros, se encargaban de llenar la fachada con fotos en información de sus compañeros desaparecidos.
Sin embargo, la exigencia de justicia no se apagó.