Moscú/Enrique Castro
Sombreros charros, máscaras de luchador, zarapes, cornetas y muchas playeras verdes colorean el paisaje de Moscú, y es que 28mil mexicanos están en Rusia para apoyar a la selección de futbol.
Por las calles, caminan en grupos; cantando, gritando y robando la atención de los rusos, quienes sonríen y observan los rituales de los aficionados mexicanos.
El “cielito” lindo retumbó en las cercanías de la cerrada y emblemática Plaza roja, la cual ahora no alberga desfiles militares sino uno de aficionados de todas partes del mundo, los mexicanos obviamente no podrían faltar.
Algunos intentan hablar en ruso de manera fallida y el conseguir comida se vuelve complicado; otros tantos intentan hacerlo en inglés, pero fracasan, ya que la mayoría de los habitantes no lo hablan.
Sim embargo, a la hora de conseguir cerveza y vodka, mágicamente la comunicación es perfecta, a señas.
Durante el partido inaugural del mundial de futbol en el estadio Luzhniki de Moscú, la pasarela mexicana no falló.
Cientos de ellos se dieron cita para entrar a ver el partido.
Algunos aficionados llegaron en caravana desde una estación de metro anterior; otros, con sus penachos gigantes se tomaban fotos con quien les pidiera, a manera de “rockstars”.
La invasión mexicana está en su auge y la fría Moscú no detiene los ánimos de los aficionados; y, si hace frio… se toma vodka.
