Morelia/Héctor Tapia
La tierra floja de la cancha de fútbol de San Juanito Itzicuaro se levantaba al pasar. Sin embargo estaba limpia, sin basura; empleados municipales de Aseo Público continuaban acicalando el lugar donde se recibiría al Roberto Campa Cifrián, Subsecretario de la Secretaría de Gobernación del gobierno de la República.
El evento programado a las 10:00 horas iba atrasado por 20 minutos; estaban vacíos casi la mitad de los asientos que se habían dispuesto para el evento donde se entregarían los recursos para pagar a los jornaleros que forman parte del Programa de Empleo Temporal, que emprendió la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en Michoacán como parte del Plan Michoacán.
La mayoría de los asistentes fueron mujeres, mujeres jornaleras, que se les había empleado temporalmente para trabajos de conservación.
A prisa, antes de que llegara la comitiva oficial para la entrega de los recursos, los empleados municipales comenzaron a recoger las sillas que sobraban. Las sillas de tijera se fueron recogiendo, juntando y retirando antes de que llegaran tanto Wilfrido Lázaro Medina, alcalde de Morelia, como Campa Cifrián, y el Secretario de Gobierno del estado, Jaime Darío Oseguera Méndez, quien acudió en representación del gobernador, Salvador Jara Guerrero.
Para entretener a los asistentes, en una gran pantalla blanca se proyectaban los videos oficiales de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para dar a conocer las acciones emprendidas por el gobierno federal en Michoacán.
Quienes llegaron primero fueron otros funcionarios federales destinados a Michoacán para aplicar programas de reactivación económica, como la delegada de la Secretaría de Economía, Diana Hernández; tuvo que esperar al arribo del enviado de la SEGOB y del resto de la comitiva para bajar juntos hasta la carpa que se alistó para la entrega.
Llegaron, tras 30 minutos de retraso. Los bloqueos en Morelia fueron la causa. Ya no se veía tan solo el lugar, por lo menos esa sensación dio con la reducción de la cantidad de sillas bajo la lona.
“Willy… Willy…” era el grito orquestado por las asistentes. Una y otra vez en coro el nombre del alcalde hacía que Lázaro Medina volteara, sonriera y levantando la mano para saludar, cual campaña política, como en tiempos de proselitismo electoral.
Una vez iniciado el evento, fueron fluyendo las participaciones de los funcionarios públicos. Y de nuevo, ocasionalmente, asaltaba el grito proselitista de “Willy… Willy…”
Una de las asistentes, cámara en mano, tomaba fotos de todo el evento. Se acercó a una de sus compañeras jornaleras, “ponte pues, para que salgas en la foto… si no, ¿cómo va a haber evidencia?..:”