¡Vivos los queremos!… (#Fotogalería)

Imagen: Alan Ortega
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Morelia/Héctor Tapia

En la cantera iba resonando, “pum, pum, pum”, los tambores al paso de los estudiantes. Los “¡Vivos se los llevaron!… ¡Vivos los queremos!…” se multiplicaban en la creciente mancha de jóvenes que, envueltos en grafitera rebeldía, avanzaban por las principales avenidas de la capital michoacana.

El punto de partida fue el de siempre, el de las últimas movilizaciones estudiantiles: la Casa de Gobierno, ahí se dieron cita para juntarse, contarse, animarse y contagiarse, quizá de indignación, quizá sólo de rebeldía; algunos se sentaron en el césped para esperar a que comenzara el largo recorrido que harían.

No sólo eran normalistas los que marchaban y exigían que aparecieran con vida los 43 estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos, desaparecidos desde hace más de un mes; también había en la protesta estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH); iban de Bellas Artes, de las facultades de Psicología, de Filosofía, entre otras escuelas.

También se sumaron organizaciones civiles, además se iban agregando a la marcha, al paso de las mismas protestas y gritos que demandaron justicia, de la sociedad civil en general.

Probablemente fue la movilización más numerosa de los estudiantes en los últimos meses, quizá fue también porque se sumaron de otras escuelas, universidades. Se estimó la participación de cerca de dos mil personas.

La empatía, el ponerse en los zapatos de los desaparecidos y sus familias, los ha llevado a unirse, a gritar al mismo tiempo.

Conforme avanzan los contingentes, a los lados de la marcha, otro grupo de jóvenes, con los rostros tapados, sacan el aerosol y los moldes para dejar la ya habitual huella de su paso en las paredes.

“¡Las de cantera no!…”, dice uno de los normalistas del contingente a otro grupo que busca los espacios permitidos por ellos mismos para hacer las pintas rebeldes. Incluso pintan pequeñas figuras humanas en el suelo simulando los caídos de Ayotzinapa.

Detrás de la mancha de estudiantes se ven varios autobuses que llevan los normalistas.

Luego de recorrer la Avenida Ventura Puente, avanzan hasta Acueducto, llegan a Las Tarascas, y dan vuelta hacia la Avenida Madero; todo este trayecto es más lento de lo común, quizá porque ya está oscureciendo y no hay sol que les tatúe las figuras de sus playeras en la espalda.

Unos simplemente caminaban, otros más creativos, con la boca o los ojos vendados, exhibían los nombres de los desaparecidos, pero todos con el común de la exigencia de justicia en el caso.

-Sí, que se le haga juicio (al ex alcalde de Iguala)- dice uno de los estudiantes que llevan el micrófono durante la manifestación; sin embargo, remarca que no es suficiente: “lo importante es que aparezcan los compañeros”.

Se plantan frente a Palacio de Gobierno, colocan veladoras; la luz tenue, amarillenta, de las flamas dibuja rostros morenos y alumbra algunos de los cartelones que exigen justicia.