Morelia/Juan Ignacio Salazar
Al fondo del restaurant estaba una mesa y en torno a ella, al menos una docena de comunicadores, amigos todos del diputado federal Marco Polo Aguirre; no era una rueda de prensa, sino más bien una charla amena…
El exdirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), escuchaba atento las palabras de aquellos que sabe –que por su experiencia periodística- son más asertivos en los comentarios.
Y no es para menos, ya que el ejercicio además de convivir tenía otro objetivo: Medir el ánimo del colectivo, conocer de primera mano lo que cúmulos de ciudadanos plantean a quienes a diario salen a recorrer las calles y registrar sus historias de desesperanza en la autoridad, en los candidatos, en los partidos; y línea a línea, escrita o hablada, detallan la actividad gubernamental de los poderes, incluido el municipal…
El desayuno, a la carta, café negro y mucha charla, análisis y comentarios unos buenos y otros malos, pero no por su contenido, sino por la animadversión de quienes se sienten ofendidos, por tanto bache, por tanta escasa obra.
Marco Polo no se dedicó a disentir, ni solo a escuchar, incluso reflexionó sobre los temas de seguridad, su complejidad e hizo un diagnóstico claro del alcalde capitalino Alfonso Martínez Alcázar.; de sus retos, sus pendientes y sus avances…
Hablo de sus alianzas, de su intención por buscar la candidatura del PRI a la alcaldía de Morelia, de las enseñanzas políticas de Fausto Vallejo y hasta de si las expresiones deben ser excluidas en aras de garantizar la competitividad electoral.
“La unidad, se refleja en la inclusión y participación tras obtener los cargos públicos”, subrayó.