Un diálogo entre cuerdas y teclas…

Especial
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Morelia/Constanza Orozco

Como siempre, el evento inició puntual. A las ocho de la noche dio comienzo el concierto del Trío «Quetzal Trío; las puertas de la sala “Niños Cantores” del Conservatorio de las Rosas de Morelia se abrieron. En fila, todos recibieron en la entrada su programa y entraron a la sala.

Como ya es costumbre, la institución ofrece al público en general, temporadas de conciertos, los cuales se realizan todos los jueves sin falta, a las ocho de la noche con entrada libre.

Los asientos se iban ocupando, primero solo algunos; la concurrencia era moderada pero suficiente para brindar cálidos y respetuosos aplausos al término de cada una de las obras, las cuales, a pesar de ser complejas, el trío logró con la ejecución de Shostakovich, transmitir su intensidad.

Después del Opus de Beethoven, además de los aplausos, la sala recibió a un grupo más de personas que se incorporaron a la segunda mitad del concierto y la puerta se cerró para abrir solo al finalizar todo el recital.

En la pieza interpretada del compositor clásico, L.V. Beethoven, Opus 1, que es la primera de tres partes que consta esta obra, fue, en comparación con la de Shostaovich, más dinámica, más digerible y aludiendo al lenguaje culinario, con un sabor dulce.

En la segunda parte, cuando tocaba el turno del compositor contemporáneo ruso, el ambiente se densificó. El público no está acostumbrado a apreciar en vivo obras de esta índole que rompieron con los lineamientos tradicionales del hacer musical que hasta aquel entonces (principios del Siglo XX), se utilizaban. En ese tiempo, en el que la música y el arte en general se vieron envueltas en transformaciones vanguardistas.

El violín, el cello y el piano dialogaban armoniosamente en el escenario, mientras los asistentes recibían con todos sus sentidos las notas, los acordes, la música.

El concierto se dio por finalizado, primero con un prolongado silencio y después con un envolvente aplauso. La sala quedó vacía y en las paredes perduraban las vibraciones de las cuerdas y las palmas.