Somos Nuestra Memoria | La familia de un adicto | Por Boris González Ceja

Es bien conocido que las adicciones no únicamente dañan a quien la padece, sino a toda su familia y seres queridos, por ello, es necesario que se apoyen mutuamente para salir de este problema que aqueja a un alto porcentaje de personas que buscan suplir sus vacíos, tanto en zonas urbanas como indígenas.

(Foto | Especial)
Comparte

Cuando tenemos un familiar o un amigo que padece una adicción, la desesperación es una de las emociones que más nos agobian, seguido de la desesperanza por la falta de respuestas ante nuestro deseo.

En esos momentos, la paciencia es nuestro mejor aliado, sobre todo cuando tenemos claro que se tiene un problema que en general se da de manera cíclica y con mucho tiempo para fraguarse, y su solución requiere tiempo y complejidad para resolverse.

Darle a las personas razones para salir de la adicción es difícil, pero hacerle saber que estas allí para ayudarle es una buena decisión, sobre todo porque muchas veces las personas que cursan con una adicción no saben reconocer con quien cuentan en su vida.

Hablar de su adicción con la persona sin hipocresía es una buena estrategia para afrontar el problema, considerando que en muchas familias prefieren callarse este problema hasta que la bomba estalla de manera grave, con la comisión de delitos por ejemplo, por lo que la honestidad siempre será un valor vinculante muy apreciado para la salud mental.

Siempre y cuando el tema se trate con tacto, empatía y sensibilidad, hablar de adicciones siempre será lo mejor, cuando se indican sus contras (los pros solamente son los placeres mortales que lo acompañan), por lo que hablar sin información o de manera resentida, podría convertirse en un sinfín de reproches y crueldad.

Expresar nuestra preocupación y hablar sobre la responsabilidad en estos casos es también una buena idea, en casos donde con cinismo se aborda el consumo
nuestro de cada día hasta llevarlo al hartazgo. Muchas personas saben que están en un problema cuando entienden el daño que le generan a las personas que lo aman, lo que los hace cambiar de conducta.

Buscar atención psicológica para la familia del adicto es algo que funciona muy bien, y que tiene un impacto directo en la vida de la persona que se niega a atenderse, lo que tiene efectos en el sistema familiar de manera positiva.


Ayudar a un ser querido no es fácil, y nunca lo ha sido. Por eso existen una infinidad de profesionales que pueden ayudar en momentos complicados, como el consultorio virtual de https://psicologiaydesarrollocomunitario.com/ donde se brinda atención psicológica para personas que cursan con adicciones y sus familias las 24 horas todos los días.

En lo personal recomiendo tratamientos ambulatorios y centrados en la autonomía, la comunidad y las libres decisiones, y como última opción y en caso de que sea indicado por un equipo profesional en conjunto con la familia, un internamiento, ya que han demostrado no tener los mejores resultados y efectividad en la solución de la adicción.

Las objeciones frecuentes que tiene un adicto son tan variadas como el costo de su vida compulsiva (aunque se gasten miles de dólares en drogas o alcohol), la falta de confianza (aunque no confie nadie en él ni en su trabajo ni en su casa), o que él no tiene la culpa sino su familia (algo que puede ser cierto, pero él la padece por su posición simbólica).

Ante toda la serie de problemas generados por los consumos patológicos, es importante pedir una solución inmediata al paciente, porque los pretextos siempre son muchos y los problemas lo son áun más, por lo que encontrar una solución de una y para siempre, profesional, controlada y conciente, es la solución, que siempre es posible.

Muchas veces los pacientes dicen que no necesitan ayuda, que dónde van a dejar a sus hijos, que esto y que lo otro… lo importante es lograr un cambio positivo con su participación activa en el problema, porque él es parte del problema y también la solución.

No alimentar el ciclo destructivo de la adicción es suficiente en múltiples casos, no consumiendo sustancias con el adicto, enseñándole a controlar la adicción y no que la sustancia lo domine, haciendo un proyecto de vida, o mejor, cambiando radicalmente de comportamientos, quitando lo que se tiene que quitar y poniendo lo que se tenga que poner, tales como límites.

Es bien conocido que las adicciones no únicamente dañan a quien la padece, sino a toda su familia y seres queridos, por ello, es necesario que se apoyen mutuamente para salir de este problema que aqueja a un alto porcentaje de personas que buscan suplir sus vacíos, tanto en zonas urbanas como indígenas.

Causas y azares…

  1. Al escuchar las declaraciones de los magistrados sobre política, y su actuar, uno se da cuenta que están más cerca de la vanalidad que de la justicia.
  2. Sin concursos públicos para elegir a funcionarios estatales, como en Educación o Salud, la ineptitud y la simulación seguirá gobernando las calles.
  3. La basificación de los trabajadores de la Secretaría de Salud de cada una de las entidades que se adhirieron al IMSS Bienestar no tiene buen augurio, con la entrega de plazas federales a personal federal (SIC). Hasta la próxima, que no creo que abunde la literatura del café con leche.
    Conoce más en: https://linktr.ee/psicologiaparati