Ario de Rosales/Héctor Tapia
Aunque se habían apartado los lugares para los camarógrafos y fotógrafos para cubrir lo que sería el primer desfile militar en Ario de Rosales, estos lugares ya estaban ocupados por los habitantes de ese municipio que esperaban ansiosos, y bajo el sol, el paso sincronizado de los contingentes.
El festejo no era menor, era la Conmemoración del Bicentenario de la instalación del Primer Supremo Tribunal de Justicia de la Nación, que se instaló justamente en ese municipio, considerado como la puerta a Tierra Caliente, hace 200 años.
Algunos niños se colgaban de la reja que circula el perímetro de la Parroquia, buscaban un punto que les permitiera observar el desfile conmemorativo.
Los representantes de los tres poderes en el estado: el gobernador del estado, Salvador Jara Guerrero, el presidente del Supremo Tribunal de Justicia del estado, Juan Antonio Magaña de la Mora, y el presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, Sarbelio Molina Vélez, tomaron su lugar en el lugar de honor.
Al lado del gobernador el General Felipe Gurrola Ramírez, luciendo su traje militar, acudió en representación del presidente Enrique Peña Nieto.
Magistrados también fueron ocupando su lugar, en cualquier momento comenzaría el desfile.
Los primeros en pasar fueron los elementos de la Fuerza Ciudadana en sus motocicletas; fueron abriendo paso. Le siguieron carros alegóricos, las princesas y renina del festejo.
Pasaban en la calle frontal a la presidencia municipal mientras de fondo se escuchaban la banda de guerra de la Universidad Michoacana que venía avanzando de forma coordinada.
Frente al gobernador del estado voltearon a verle todos de forma simultánea.
“Pis-pas, pis-pas, calis calás…” corearon los universitarios frente a quien fuera su rector hace unos meses.
El rugido de los aviones militares rompió con el sonido de la fiesta a ras de suelo. Todos voltearon curiosos a ver el vuelo de las aeronaves.
Tanquetas, camiones para el Plan DN-III, vehículos militares, cadetes, soldados, fueron pasando.
Las mujeres enlistadas en el ejército cobraron aun mayor presencia en este desfile. A la sincronía de los pasos en la marcha fueron luciendo sus armas y uniformes verdes.
El desfile duró poco, fueron pocos contingentes, pero desde los balcones los flashes de las cámaras buscaban llevarse un recuerdo de ese festejo.