Morelia/Héctor Tapia
Desde temprano los integrantes de siete sindicatos fueron llegando en distintos contingentes al centro histórico de Morelia, frente a Palacio de Gobierno; los manifestantes llevaban lonas, pancartas.
Fueron más de 10 mil integrantes del Frente Estatal de Sindicatos de Educación Media Superior y Superior (FESEMSS), quienes marcharon, provenientes de todo el estado. Exigían el pago de sus prestaciones de fin de año.
Quienes se movilizaron conforman Se había llegado la fecha del pago de los compromisos contractuales, y nada; ni si quiera la noticia de alguna fecha para el cumplimiento de este compromiso por parte del gobierno del estado.
Ahí estaban, la gran mayoría con sus playeras blancas, con los lugares del estado de donde provenían; había unos de Huetamo, otros de Jacona, de Zamora, de Jiquilpan, Lázaro cárdenas, Coahuayana. Marcharon hasta el primer cuadro de la ciudad, donde se plantaron.
Lo único que exigían, aseguraban, era una fecha para el pago de sus prestaciones de fin de año, y que estaba establecido en el Contrato Colectivo, se debía realizar este mismo 16 de diciembre.
Los sindicatos que se movilizaron, fueron los del Colegio de Bachilleres, del Conalep, del Icatmi, de la Universidad Tecnológica de Morelia, del Telebachillerato, del SUEUM y del Cecytem; quienes al llegar frente a Palacio de Gobierno se fueron acomodando, buscando lugares bajo la sombra que prodigaba la Catedral. Se sentaron en las banquetas.
El plantón no fue tan solemne ni aburrido, ni plagado de consignas. Una camioneta fue atravesada en la Avenida Madero, arriba, en la caja trasera las bocinas. Previamente habían servido para gritar las consigas. Ahora a ritmo de salsa amenizaban lo que anunciaba un prolongado plantón.
Mientras las pancartas que habían portado previamente estaban de cabeza, pegadas a las paredes de cantera y los manifestantes estaban a la espera de una respuesta por parte del gobierno del estado, algunos movían sus cuerpos al ritmo de la rumba.
Tito Nieves con su “pero recuerda, nadie es perfecto”, canción de Marco Antonio Solís, sonaba en las paredes de cantera. Las caras ya no eran tan largas, pero el reclamo era firme: “exigimos el pago” de las prestaciones.