Pese a todo, el TEPJF validó el triunfo de Claudia Sheinbaum | Carlos Alberto Monge Montaño

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LIBRE EXPRESIÓN… | Columna

“Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos”. Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.) Filósofo griego.

Pese a enumerar bastantes irregularidades graves durante el proceso electoral pasado, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) validó el triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México para el periodo 2024 – 2030.

Los magistrados se esforzaron por justificar que no sancionaron las irregularidades, debido a las debilidades de las leyes vigentes y la falta de pruebas contundentes.

Con cautela y timidez argumentaron que es mejor validar la elección que un fallo adverso que ponga en riesgo la estabilidad del país. Dicho de otro modo, es mejor, menos riesgoso, hacerse de la vista gorda que aplicar la ley.

La mayoría de los magistrados optaron por destacar la participación ciudadana y el momento histórico que vive el país porque finalmente encabezará la presidencia una mujer.

En el dictamen que presentaron Janine Otálora Malassis y Reyes Rodríguez Mondragón, señalaron irregularidades como el que partidos políticos y coaliciones adelantaron sus procesos para elegir candidatos utilizando “un fraseo para evitar reconocer la comisión de un fraude a la ley”. Pero, les resultó intrascendente.

La mayor polémica entre los magistrados se generó por la participación sistemática del presidente Andrés Manuel López Obrador a favor de su corcholata Claudia Sheinbaum, así como por sus constantes y evidentes ataques a Xóchitl Gálvez Ruiz; sin embargo, tampoco pasó a mayores porque el sistema electoral de México “da hasta donde da”, justificó el magistrado Rodríguez Mondragón.

En los temas de inseguridad, Otálora Malassis señaló la violencia con la que se impone a candidatos al cuestionar si “¿es el crimen organizado un autor autónomo o es un coadyuvante?” Y argumentó, “más de siete mil personas que aspiraban o eran titulares de una candidatura renunciaron a su participación política debido a las amenazas y éstas se concretaron con el asesinato de cerca de 40 candidaturas”. Pero, al final, tampoco fue causa suficiente.

La conclusión del TEPJF es que no recibieron pruebas contundentes para anular la elección presidencial.

En concreto, no les documentaron la evidente y constante intromisión del inquilino de Palacio Nacional, tampoco la denuncia de los propios morenistas, como Marcelo Ebrard, por la intromisión de dependencias federales, el gasto multimillonario para colocar foto, imagen o nombre de Sheinbaum Pardo por todo el país y el uso de los “servidores de la nación”.

No les presentaron pruebas suficientes de las amenazas a la población para que votara por los candidatos de Morena si querían mantener el dinero que reciben vía programas sociales, ni la participación del Estado con el dinero público que fue evidente.

Tampoco hubo pruebas suficientes de la intervención del crimen organizado pese a los candidatos que optaron por no competir ante las amenazas que recibieron, los que están desaparecidos y los que fueron asesinados.

O tal vez las pruebas fueron contundentes y suficientes, pero como dejaron ver varios de los magistrados en sus intervenciones, es mejor o menos costoso para el país hacerse de la vista gorda y validar la elección.

Argumentaron que será necesaria una reforma que sea más clara en sus sanciones para evitar, por ejemplo, la intromisión del presidente en turno, como lo hizo López Obrador, el que promovió las reformas vigentes y las violentó con singular cinismo.

El problema es que las futuras reformas electorales podrían resultar más dañinas, con ventaja para un Morena con sus aliados que parecen felices con el poder absoluto, el que ellos combatieron cuando fueron oposición en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), por ejemplo.

El problema es que es posible que ya no haya otra elección con instituciones medianamente ciudadanas. López Obrador y Claudia Sheinbaum con su Morena, quieren el poder absoluto, pretenden acabar con contrapesos como el Poder Judicial y los organismos e instituciones ciudadanas. Si ahora no se pudo hacer valer la ley, parece más difícil en el futuro inmediato.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.