Morelia/Redación
Un grupo nutrido de fotógrafos decidió que todas las imágenes tomadas durante la marcha de protesta por el asesinato de uno de sus colegas y cuatro mujeres sea firmado a Rubén Espinosa. SinEmbargo se une a esa petición, por eso, todas las imágenes de esta nota están atribuidas al fotógrafo mexicano., aquí el texto íntegro :
Ya tarde, como por las nueve de la noche del viernes un grupo de activistas y reporteros se encontraban planeando un viaje al municipio de Luvianos, Estado de México, a un año del asesinato de Juan Diego Benítez Benítez de 12 años de edad, quien fue víctima de un ataque dirigido a su padre Indalecio Benítez Mondragón, director y fundador de la radio comunitaria Calentana Mexiquense 98.1 FM.
Integrantes de Propuesta Cívica, Reporteros Sin Fronteras y SinEmbargo acordaron ir a Tierra Caliente, a sabiendas que es una región donde azota y mata el crimen organizado. La idea era reportar los avances de la investigación y la exigencia de justicia. Pero aquella cobertura no sucedió.
Justo cuando se cumplía un año de aquel crimen contra la prensa y los derechos humanos, otra barbarie se cometía.
Esa misma noche del 31 de julio, en la colonia Narvarte de la Ciudad de México, cuatro mujeres y un periodista estaban siendo torturados y luego los asesinaron disparándoles en la cabeza, así lo dio a conocer la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
“Los cinco cuerpos presentan una herida en la cabeza por disparo de arma de fuego”, expuso el Procurador capitalino, Rodolfo Ríos Garza, y agregó que el arma usada es una calibre 9 mm.
Aunque la autoridad del Distrito Federal decidió omitir los nombres de las víctimas, gracias a organizaciones no gubernamentales y usuarios de redes sociales se sabe que se trata de Yesenia Quiroz Alfaro, de 18 años; Nadia Vera, defensora de derechos humanos; y el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, de 31 años. El Procurador Ríos Garza detalló que otra de las mujeres asesinadas trabajaba en el departamento donde se cometieron los homicidios y la otra era de origen Colombiano.
La noticia explotó el sábado y de inmediato se convocó a una movilización para la tarde del domingo.
Se realizó una manifestación en el Ángel de la Independencia donde cientos de personas, entre ellas integrantes del gremio periodístico, exigieron justicia, cero impunidad y ofrecieron el pésame a los deudos.
Y como pasó cuando Iguala, cuando Tlatlaya, cuando Ostula, cuando la Guardería ABC, el dolor y la rabia de los manifestantes fue evidente. Dentro y fuera de la marcha, reporteros y fotógrafos no dejaron de trabajar a pesar de los sollozos, el temblor de sus manos y el duro rostro de tristeza que surge ante la presencia de la muerte.
Ahí, frente al Monumento a la Independencia gritaron “Duarte asesino”, “Peña asesino”, “Gobierno asesino”,”fue el Estado. El Estado nos está matando”. Participantes del mitin que tomaron el micrófono aseguraron que el derecho a la vida no está resguardado para nadie. Ya no hay garantía para los mexicanos, sin importar clase social, oficio, edad o género.
“No tengo las pruebas, pero sé que fue el Estado y lo podemos repetir todos, como hicieron con Ayotzinapa”, denunció el activista Alejandro Saldaña, profesor de la Universidad Veracruzana, compañero y amigo de Nadia Vera y Rubén Espinosa.
El fotoperiodista Rubén Espinosa estaba en condiciones de exilio en la Ciudad de México porque se sentía bajo amenaza en el estado de Veracruz. En una reciente entrevista con SinEmbargo, acusó directamente al Gobernador Javier Duarte de Ochoa de haber convertido esa entidad en un camposanto.
El reportero gráfico era originario de la Ciudad de México, pero desde hace ocho años radicaba en Veracruz. En esa entidad dejó su trabajo, sus corresponsalías, amigos, su casa y hasta su perro por el miedo a ser asesinado como los 14 periodistas que ya fueron ejecutados durante la administración del Gobernador priista Javier Duarte de Ochoa.
Sus colegas en el Distrito Federal coincidieron que fue un gran fotógrafo que “siempre quería hacer algo distinto a los demás”, “tenía técnica y talento”, “siempre fue tranquilo y muy amable”.
Rubén coincidió muchas veces con reporteros de SinEmbargo debido a la fuente que cubrían. Por ejemplo, en la conferencia del Índice Global de Paz, hace unas semanas. El hombre estaba recargado sobre una columna pero parecía desconcertado. Estaba pálido y parecía enfermo o algo parecido porque luchaba para conservar el equilibrio. Aquel día saludó a sus colegas y todo volvió a la normalidad, a pocos les llamó la atención su estado.
Desde hace dos meses trabajó en la Ciudad de México muy a pesar del miedo. Ahí estaba, con su cámara y al mismo tiempo cuidándose las espaldas. Con todos sus compañeros y al mismo tiempo solo. No vino por una oportunidad de trabajo, como dijo el Procurador capitalino, el semblante del periodista era de angustia y él mismo contó la situación que atravesaba.
Días después se publicó su historia, aquella donde le contaba al mundo que tuvo que salir de Veracruz y autoexiliarse en el DF, aquella entrevista donde gritó al mundo que Javier Duarte lo quería ver muerto.
Hoy Rubén ya no está. Lo velaron ayer en la funeraria Hispano Americana, en la delegación Benito Juárez.
LO ASESINARON FRENTE A TODOS
César Ruiz Galicia, de la asociación Juventudes Indómitas, una de las organizadoras, señaló que en el caso del fotoperiodista fallaron todos los mecanismos de protección, y “tiene que haber responsables que respondan por ello, que se repare el daño a los familiares de las víctimas y que se reivindique el nombre de Rubén”.
Amigos, compañeros y colegas de Rubén Espinosa Becerril exigieron a las autoridades del Distrito Federal, y particularmente al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinosa, el total esclarecimiento de este crimen.
“Subrayamos que es fundamental que las indagatorias privilegien la línea de investigación sobre el ejercicio periodístico, en particular porque la víctima denunció, en repetidas ocasiones durante los últimos días, que estaba siendo perseguido y acosado aun en esta capital”, indicaron en un comunicado difundido por la organización Periodistas de a Pie.
Advirtieron que la Ciudad de México puede convertirse en otro territorio de impunidad y violencia si no esclarece con puntualidad y rapidez la muerte de este fotoreportero.
En el mitin, el corresponsal de guerra Temoris Grecko leyó un comunicado donde aseguró tras este hecho que la Ciudad de México dejaba de ser el refugio de aquellos quienes huían de la violencia. Y pidió que el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinosa, no deje impune estos crímenes o de lo contrario se convertiría en Javier Duarte, Gobernador de Veracruz, entidad federativa donde se han cometido al menos 14 asesinatos de periodistas desde 2010.
Otros manifestantes reclamaron que la “violencia ya alcanzó a toda la República mexicana”.
LA FAMILIA CLAMA POR JUSTICIA
Patricia, la hermana de Rubén Espinosa, clamó justicia por las cinco víctimas y por toda la gente que han asesinado en territorio mexicano. Sobre su hermano comentó que murió como un guerrero y luchando por sus ideales y por la verdad.
Asimismo expresó que es momento que los mexicanos se unan para “defendernos y cuidarnos unos a otros” y criticó que muchas personas no se interesen por las causas cuando no las sienten cerca. Y agregó: “hermano, me atreví a presentarme por que sé que es lo que tú hubieras deseado, por lo que tú luchaste como un guerrero, hasta el final te enfrentaste. Te amo, y que estés donde estés pronto nos vemos”.
Aquella manifestación terminó en el edificio de la representación del gobierno de Veracruz en el Distrito Federal, donde se colocó una corona de flores, pancartas y una manta negra, puesta en señal de luto. Luego del acto político muchos integrantes de la prensa acudieron a despedirse de Rubén en un velatorio en la delegación Benito Juárez.
La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) refiere que entre 2000 y 2014 se contabilizaron 102 homicidios de reporteros. La cifras de feminicidios y ataques contra activistas también sigue creciendo.