Morelia/Julieta Coria
Eran las nueve de la noche, y en el estadio Morelos hacía calor, el aíre apenas refrescaba y sobre la espectacular cancha verde, la luna deslumbraba en lo alto, desapercibida, ya que solo importa la noche que en Monarcas y Atlas, los hermanos, decían, se enfrentarían en juego.
El ‘coloso’ del Quinceo, en Morelia, casi a reventar, miles de aficionados con playeras rojiamarillas, banderas en mano y en familia o en grupos de amigos, acudieron a ser testigos del duelo esperado, se le nota contentos, se nota la alegría y por qué no cierta felicidad.
Apenas es la jornada 10 de la liga MX y la noche parecía, ser especial. Cuando los jugadores salieron a la cancha, el estadio estaba casi lleno, la banda tocaba el Juan Colorado, la porra coreaba sus cantos preparados y la rivalidad entre la porra local y la del visitante, apenas empezaba a surgir…
La llamada Locura 81, no para de bailar, no paran de saltar y de entonar porras y canciones adecuadas, hoy a los jugadores rojiamarillos “¡oh, e, oh, e, oh e, Raúl, Raúl!” “¡oh, e, oh, e, oh e, Raúl, Raúl!”. Mientras la porra ‘rojinegra’ cantaba a todo pulmón: “¡Arriba el Atlas, cabrones, Arriba el Atlas, cabrones!” que con un grupo de al menos 300 fanáticos, su canto se escuchaba fuerte a oídos de la porra local.
Raúl Ruidíaz, el goleador y salvador del equipo, levanta la mirada, al salir, todos lo hacen, con esa mirada de poder, con esa mirada de saber que son queridos y su ego se eleva a las nubes…
Entre porras, cánticos, aplausos arranca el partido, y el Morelos retumba, al grito de la afición. El silbato sonó y el balón corrió. Los ‘hermanos’ se enfrentaban. Monarcas por encontrar el buen juego que han perdido, el Atlas por no hundirse y quedar cerca del descenso.
En el minuto 33′ la anotación de cabeza del medio campista, Rodrigo Millar prende a la afición pero muy pero muy poco le duró la ventaja ,pues dos minutos después marcaron penal a favor del ‘visitante’ y Daniel Arreola marcó el empate “¡Bú!” gritaban.
El equipo visitante, se enaltece, el gol los motiva, y empieza a fluir el juego, los monarcas desconcertados, buscan remontar, y lo logran al minuto 45 Raúl Ruidíaz se anima a disparar con una media chilena y mete el balón al fondo, “golazo” de media tijera Raúl Ruidíaz para hacer el 2-1 con Morelia. “¡Gooool, gol golazoooo!” “¡Gooool, gol golazoooo!” los gritos y aplausos no se hicieron esperar.
Y, así finaliza el primer tiempo, con un marcador 2-1 que hacía palpitar fuertemente el corazón, para ellos, los fanáticos, por supuesto.
De vuelta sonó el silbato y todas las almas unidas a favor de su equipo se unieron para esperar otro gol, pasan los minutos, no hay novedad, la calidad del juego baja un poco, los Monarcas no juegan como en el primero, pero luchan por el tercero gol, no llega…no llegó.
El juego gustó, emocionante por algunos minutos, los fanáticos están contentos, se respira un ambiente de tranquilidad, la gente goza y está alegre, por dos horas en el estadio Morelos, quien acude, se olvida de cualquier cosa y aquí sólo se habla de fútbol.
Pero no todo fue alegría, ya para cerrar con broche, y no precisamente de oro, un grupo de aficionados del Monarcas, se acercaron a lugar destinado a la porra del visitante, ‘a provocar’ sí, a provocar con un fuerte cántico ondeando banderas «¡a segunda, asegunda!» gritaban para enfurecer a la porra de los ‘rojinegros’ que enojados y enfurecidos empezaron a aventar todo lo que tenían cerca, a subirse a las mallas y tratar de brincarlas, así fue, un zafarrancho para terminar, golpes, empujones y mentadas de madre, así como pelea callejera , así acabó…
Para terminar, cuando todo se había desvanecido y el encuentro finalizado, se apagan las luces poco a poco en el coloso del Quinceo, y a los lejos se observa la marcha alegre de todos ‘los monarcas’ los fanáticos, se van, pese al desconcierto entre las porras, la felicidad que da el fútbol sigue en los rostros, la pasión, la llaman, esa relativa felicidad que tal vez regresará en otro encuentro…