Por José Manuel Alvarado
La capital moreliana amaneció con demasiada bruma y cada vez más fría, aunque unos rayos de sol anunciaban que la neblina estaría sólo por un tiempo.
Como es característico de las carreras atléticas, desde muy temprano ya estaban los corredores calentando y haciendo estiramientos para la competencia, que en esta ocasión, aunque sí hubo premios económicos para los primeros lugares, su esencia era de convivir policías con ciudadanos.
La Secretaría de Seguridad Pública convocó de manera gratuita a esta Primera Carrera Atlética Por la Seguridad de Michoacán, bajo el lema “Corre con tu policía”.
Se cerró la circulación de la Avenida Camelinas desde el crucero con Ventura Puente hasta donde entronca con el Bulevar García de León.
Sin embargo, se notó una falta de coordinación por pare de los organizadores al no tener delimitada las áreas donde pasarían los corredores.
Se empezó a notar la molestia generalizada, primero por el retraso del arranque, después por las notorias fallas de organización y que aunque el sonido pedía “cinta peligro” para hacer las divisiones, esta se había acabado, así que improvisaron una línea con rafia amarilla.
Efectivamente la inscripción a la carrera no tenía ningún costo, lo que provocó que se registraran 2 mil 200 corredores que por el simple hecho de participar se les proporcionó una playera conmemorativa y un kit de hidratación que contenía un suero y fruta, de manera gratuita.
Sin embargo, eso no calmó los ánimos, ya que los atletas se desesperaron e hicieron sonar las rechiflas y los gritos de » uleros, uleros» ante la impuntualidad.
En el sonido pedían calma y aseguraban que el retraso de la justa era por la entrega de kits, pero en realidad fue porque aún no hacía arribó el gobernador.
Llegó Silvano Aureoles con su ropa deportiva puesta. Alcanzó a saludar a varios y tomarse la ya tradicional selfie.
Antes de la salida de la competencia de 10 kilómetros, el mismo gobernador trató de calmar a la gente que ya estaba molesta y ansiosa por comenzar, y les dijo: «Espérense, ahí van los de 5 kilómetros y esos van lento, nosotros vamos hechos madre y los vamos a alcanzar rápido».
De entre los corredores surgió un reclamó, que no se escuchó bien pero que el gobernador contestó diciendo: «A mí me dijeron que a las 8:30, además es la primera vez que van a tener la fortuna de que corra con ustedes».
Después de eso, bajó del templete y se puso al frente del contingente para arrancar la carrera levantando los brazos y en el fondo, de verdad ansioso en que iniciara la carrera para irse del lugar literalmente corriendo.
Atrás de ellos, figuraron los pelotones de la Policía Federal y Estatal quienes no perdieron la costumbre de marchar con sus típicos cantos.
El conductor del evento, no dejó ni un momento de dar indicaciones por el micrófono, mientras abajo del templete, se fueron acumulando los competidores que iban terminando la carrera, a quienes se les había prometido una medalla por su participación.
La muchacha encargada de las medallas no sabía ni donde esconderse ni qué pretexto poner porque efectivamente no traía suficientes medallas para todos los participantes, que nuevamente se mostraron molestos e burlonamente gritaban, “traigan a la policía”, lo que evidenció que a los organizadores el evento los rebasó.