Morelia/Samuel Ponce Morales
Los estudiantes normalistas de nueva cuenta retan y abiertamente enfrentan a las autoridades, y esa es otra imagen que debería estar preocupando al gobierno federal, no solo al estatal.
Si el Presidente de la República Enrique Peña Nieto reaccionó cuando en el mundo daban vuelta las imágenes de las hoy autodefensas –civiles armados para enfrentar a la delincuencia organizada-, por qué no hacerlo en esta ocasión.
Por qué no reaccionar cuando se ven imágenes de los jóvenes normalistas cometiendo no solo actos vandálicos, sino otra vez provocando a una confrontación con las autoridades con el secuestro de patrullas policiacas y de sus ocupantes, así como apoderándose de su armamento.
Si la Federación, sin mucha formalidad, interviene sin restricciones en el área de seguridad pública, por qué no hacerlo en el caso de los normalistas que tratan de impedir que se les aplique las sanciones coercitivas a sus constantes y casi permanentes manifestaciones radicales que van en contra de terceros.
Hoy en día queda claro que el Gobierno del estado no tiene la capacidad suficiente para enfrentar a los normalistas, por lo que el federal, con la mera formalización de un acuerdo, delinee una más que quirúrgica estrategia para revertir las acciones que hoy vuelven a situar a un Michoacán conflictivo en el escenario nacional.
Claro, no es lo mismo combatir con las armas a grupos delincuenciales que a organizaciones sociales.