Morelia/Samuel Ponce Morales
Y, bueno, en una de las sedes del Ejecutivo estatal, Teresita del Niño Jesús Vega Campa simple y llanamente dijo: quién no lo conoce diría que es serio y de pocas palabras.
Ella, directora de Asuntos Religiosos del gobierno michoacano, se refería al Cardenal Alberto Suárez Inda, el guanajuatense adoptado michoacano.
Luego, ella, establecería que el hombre que estuvo al frente durante 22 años en la arquidiócesis de Morelia, en realidad “le molesta la falsedad y la injusticia”.
Para ella, el Cardenal es un líder de trabajo, respetuoso, consecuente y congruente, entre su decir y hacer, así como que ha contribuido a la gobernabilidad del estado.
Ella resaltó la relación cordial y clara entre él, Alberto Suárez Inda, y el gobernador, Silvano Aureoles Conejo, de amplia colaboración, buscando el bien de los michoacanos.
Presumió a quien hizo que arribara a Michoacán el Papa Francisco como un criticó y a un gobernador receptivo, el uno y el dos, en ese sentido, cada cual en su área.