LIBRE EXPRESIÓN… | Análisis
“Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder” Montesquieu (1689 – 1755). Filósofo y jurista francés.
Michoacán es el primer estado en el país que realizó la reforma constitucional al Poder Judicial para intentar homologarla con la nacional, pese a que sigue la polémica tanto del fondo como de la forma. Nada qué festejar.
Se aprobó pese a 7 suspensiones judiciales como lo reconoció el propio presidente de la Mesa Directiva, Juan Antonio Magaña de la Mora.
Sencillo, se está matando la democracia constitucional que apenas se fortalecía en México y sus entidades federativas, Morena pretende hacer caso únicamente a suspensiones o revisiones que les convenga o juzguen pertinentes.
Puede más su valoración y/o acuerdo político que respetar la ley. Están destruyendo la división de poderes, la misma que promovieron personajes de la talla de José María Morelos y Pavón en el nacimiento de nuestro México.
Y todo pasa ante una batalla nimia de la oposición y una ciudadanía adormilada, desinteresada o de plano ya resignada a padecer los abusos del poder.
La reforma al Poder Judicial de Michoacán determina que jueces y magistrados se elegirán por el voto ciudadano, pero previamente, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, es decir, Morena y aliados, armarán los listados con las opciones que estarán en las boletas. En estricto sentido, los ciudadanos votarán prácticamente a ciegas, será una gigantesca tómbola.
La corrupción en lugar de combatirse se fortalecerá. El partido hegemónico y sus comparsas impondrán condiciones en la construcción del nuevo Poder Judicial en detrimento de los ciudadanos, de todos, incluidos los que se sienten de Morena, PT o PVEM, pero que no figuran, que no son parte de la oligarquía gobernante.
Se ha optado por tener jueces y magistrados “populares” impulsados por gobernantes, legisladores y funcionarios que gocen de mayor poder y presencia, en lugar de técnicos especializados, con trayectoria y que surjan de exámenes de oposición.
Será más cínico el impulso partidista, el nepotismo y el influyentismo.
Seguramente la mayoría estamos de acuerdo en que el Poder Judicial está impregnado de corrupción y que es necesario corregirlo, pero, en lugar de buscar eso, se optó por someterlo. La esencia de estas reformas federal y estatal en el sistema judicial ya se experimentó en Bolivia y resultó un brutal fracaso.
Y no perdamos de vista que esa corrupción es igual o peor en los poderes Ejecutivo y Legislativo, los mismos que van a tener sometido al Judicial.
El impacto en la sociedad y nuestra incipiente democracia será contundente. Hoy parece lejano, pero llegará el momento en que impactará a todos.
Después de la reforma al poder Judicial viene la desaparición de los organismos ciudadanos autónomos, mismos que, muchos de los que hoy están en Morena promovieron desde la oposición, es decir, cuando presumían ser de izquierda o perredistas, por ejemplo.
Esos organismos que consideraron fundamentales para el contrapeso del poderoso en turno, ahora les estorban.
A menos que usted sea una persona con tal fe en Claudia Sheinbaum Pardo para creer, por ejemplo, que ella puede ser juez y parte en la lucha contra la corrupción, que puede ser demócrata con el poder absoluto.
A menos, que usted tenga una fe ciega para creer, pese a todo lo expuesto y documentado, que quienes integran Morena y partidos aliados no son corruptos. En ese caso y para seguir en la misma analogía, usted estará pecando de iluso.
Nada qué festejar.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.