Morelia/Redacción
En el segundo informe presidencial, sobre el caso particular de Michoacán, si bien se resaltó el rescate de la normalidad de la región de Tierra Caliente, no hubo espacio ni fundamentos para establecer que el estado recuperó la seguridad pública deseada y menos las condiciones de inversión foránea.
Por igual, en el reporte federal no aparece ni siquiera un guiño para impedir el deterioro de las finanzas públicas estatales, cuyos estragos empiezan a agudizarse, en especial entre los proveedores y prestadores de servicios que empiezan a efectuar programas de austeridad y en ellos recortes de personal.
Y menos se tocó a fondo el tema de las dificultades en la entidad para la implementación de la reforma educativa; claro, no podía la figura presidencial poner un apartado exclusivo para tratar solo el tema Michoacán, pero seguramente que gran parte de su población esperaba algo más enfático.
En contraparte, la nueva noticia para la entidad fue el anuncio de, ahora sí, la construcción de un nuevo aeropuerto en el municipio de Lázaro Cárdenas, en donde se sitúa uno de los recintos portuarios más importantes del país y con mayor potencial en América Latina.