Morelia/Samuel Ponce Morales
Para calcinar 10 cuerpos que habían sido ejecutados por supuestas órdenes del Alcalde de Álvaro Obregón, Juan Carlos Arreygue Núñez, se utilizó gasolina del Ayuntamiento de esa localidad colindante con Morelia.
Los cadáveres carbonizados fueron encontrados la mañana del pasado 30 de julio, en un paraje del municipio de Cuitzeo. Tenían además el tiro de gracia.
Según declaraciones tomadas por el Ministerio Público, la orden del edil a sus policías fue fría y letal: «mátenlos, ya saben que hacer».
La orden la recibió el Subdirector de la Policía Municipal, Isaid Reynaldo González, quien a su vez la delegó a otro comandante ahi presente.
“En las declaraciones que hemos tomado queda acreditado que llevaban a las personas (detenidas) y que en un momento determinado el Presidente Municipal para la marcha del vehículo e instruye al subdirector de la Policía que proceda a privarlos de la vida.
“El subdirector de la Policía hace lo propio con el comandante para acatar la instrucción que le dieron, privándolos de la vida para después incinerarlos”, declaró el Procurador Martín Godoy, en entrevista al diario Reforma.
El funcionario reveló que los mandos policiacos que participaron en el crimen fueron amenazados por el alcalde, un empresario de centros botaneros y criador de caballos finos.
“No nada más les da la instrucción de matarlos, sino además los amenaza de que, quien delate el hecho, le iba a pasar lo mismo”, señaló Godoy.
De acuerdo a las investigaciones, al menos nueve de los civiles se encontraban el pasado 29 de julio departiendo en una tienda de abarrotes en las orillas del pueblo.
Entre ellos se encontraba Luis Alberto López Guillén, un presunto narcomenudista con quien Arreygue sostenía diferencias personales.
Al lugar arribó una patrulla de la Policía Municipal, la cual reportó la presencia de López Guillén en el establecimiento y enseguida llegaron dos unidades policiacas más comandadas por el propio Alcalde.
El edil ordenó el arresto del presunto vendedor de droga y de todos sus acompañantes, así como el de un menor de sólo 16 años, quien había llegado en forma circunstancial para comprar un dispositivo de memoria para un trabajo en computadora.
Todos fueron sometidos y subidos a una camioneta Tacoma de color rojo y conducidos a un paraje ubicado a un kilómetro de distancia.
Ahí fueron ejecutados con el tiro de gracia y luego llevados a un predio de la comunidad de San Juan Tararameo, donde les prendieron fuego.
Al día siguiente, el 30 de julio, se realizó el hallazgo de los cuerpos calcinados.
Ocho de los cadáveres quedaron distribuidos en la caja posterior y la cabina de la camioneta. Otro estaba debajo de la unidad y uno más a tres metros de distancia.
Cuatro eran estudiantes, dos empleados de una empresa de mantenimiento industrial, uno era operador de maquinaria, otro era técnico industrial y uno más estaba desempleado.
Por tratarse de una zona donde cruzan ductos de Petróleos Mexicanos y es frecuente el robo de hidrocarburo, la PGJE informó originalmente que la masacre podría estar relacionada con este tipo de bandas delictivas.
Sin embargo, tras las primeras diligencias detectaron que dos cráneos presentaban orificios de proyectil de arma de fuego y la indagatoria dio un viraje.
Los indicios llevaron hasta las oficinas del Alcalde de Álvaro Obregón, quien fue detenido el pasado lunes durante un operativo de la Policía Ministerial.
En septiembre próximo, Arreygue cumpliría un año en el cargo.
Llegó al poder arropado por el Partido del Trabajo (PT), luego de que en el PRD le retiraron la candidatura por indicios que desde entonces lo vinculaban con el grupo criminal de Los Caballeros Templarios.
Según esas pesquisas, el rancho Santa Fe, propiedad del Edil, llegó a ser centro de reunión de capos del narcotráfico.