María Carmen, el deseo de quedar en la memoria de los pequeños alumnos

(Imágenes: Cayetano Mac)
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Morelia, Mich. | Acueducto Online/Cayetano Mac.- María Carmen tiene 59 años, pero 33 de ellos los dedicó al servicio de educar a los niños de kínder, es justo 1 de febrero cuando cumplirá 6 años desde que se jubiló de este noble trabajo.


De Pátzcuaro, pero que por trabajo ha estado en varias partes del estado, en su labor de preparación para los niños que dan sus primeros pasos.

-¿Cómo era en ese entonces el educar a los infantes?

-Eran unos niños muy tranquilos comparados con los de ahora. En cada etapa de mi vida he conocido diferentes etapas de niños, porque cada día iba, iba subiendo su nivel de intelecto, su nivel de educación y tanto para ellos como para nosotros. Nosotros teníamos que prepararnos para recibir esa clase de niños que iban superándonos en muchas cosas educativas y psicológicas. Entonces te hablo de aquellos niños del 84, cuando me empecé a trabajar. Eran unos niños nobles, No, no peleaban tanto, se dejaba llevar por todo lo que le decía la maestra.
“Los papás eran muy educados con nosotros, muy respetuosos, siempre nos buscaban a nosotros como la maestra, la amiga, la, la psicóloga, la pedagoga, de todo teníamos que hacer con ellos y con los niños en aquellas épocas.”


Sobre los últimos años, la maestra María Carmen deja a notar un contraste entre las generaciones de niños, y las estrategias que toman como educadoras para conocer más a sus alumnos y así poder trabajar de manera especializada con ellos.


“Nos encontrábamos con la situación en la que los papás no reconocían a los niños que tenían, no aceptaban que tenían un niño especial, que tenían un niño inquieto, que tenía un niño peleonero y no aceptaban que a veces la situación familiar implicaba en ellos, no querían aceptar.”


“Siempre les hacemos una entrevista a principio de año. Al papá y a la mamá de preferencia, pero nunca van los papás, casi siempre va la mamá. Y en esa entrevista a veces nos damos cuenta de cómo es el ámbito familiar y en base a eso vemos al niño.”


En tono de broma menciona que agradece ya haberse jubilado, ya que las estrategias que manejaba en ese entonces no podrían ser aplicables con los niños de hoy. “Me imagino que las compañeras educadoras se están especializándose como nosotros para recibir esa clase de niños y poderlos ayudar.”

-¿Cuál ha sido el mayor desafía como educadora?


-Casi siempre tuve niños de tercer año porque mi desafío era enseñarlos a leer. Y mi desafío fue lograr que los niños que no sabían leer, leyeran, y lo logré. Esa es mi satisfacción. Cinco años antes de que me jubilara tuve una niña que leyó unas palabras de despedida al final en la clausura y era una niña de tercer año de kínder. Ese fue mi desafío, enseñarlos a leer y prepararlos para llegar a primero de primaria.


“Hay que preparar al niño para que no sienta la diferencia entre el kínder y primaria, más que nada aprender a respetar a la maestra de que ya no iba a estar jugando constantemente.”
Ella es una de los 5mil 300 docentes pensionados y jubilados que volverán a tener un el servicio de atención médica por parte del ISSSTE, también llevaba en sus manos un libro que la misma secretaría de educación del estado les regaló.


“Cuando estábamos activos nos lo daban, pero cuando nos jubilamos nos lo quitaron totalmente, nos lo quitaron, por eso ahorita estamos luchando por que se vuelva a realizar el convenio, porque especialmente a los maestros estatales no lo quitaron.”


Algo satisfactorio como educadora para la maestra también es el quedar en la memoria de sus pequeños alumnos, y que le agradezcan por los conocimientos que les dio, por el apoyo y orientación que necesitaban para prepararse para la nueva etapa escolar que sería la escuela primaria. “Sí, es una gran satisfacción, en lo personal vivo de esos recuerdos de mis niños de preescolar.”