Morelia/Alan ortega
Al caer la tarde en la capital un grupo de jóvenes cruzaron la Avenida Madero, llevaron cartulinas y pancartas en manos con mensajes de protesta por el no esclarecimiento del caso Ayotzinapa y por los hechos en que un agente policiaco disparó contra un estudiante en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Se plantaron frente al Palacio de Gobierno, y en medio del semi atardecer, casi al oscurecer, se desplegaron en pleno centro histórico, en los momentos en que el tráfico se hacía insostenible por las compras de El Buen Fin, por lo que, pese a su escasa convocatoria estudiantil, provocaron un lento paso vehicular.
La noche comenzaba y el tráfico era abundante, a causa de las ofertas ofrecidas por El Buen Fin, los encargados de la difusión interna de Secretaria de Gobierno, informaban del suceso y pasaban con lujo de detalle los textos inscritos en las pancartas.
Uno de los elementos de Secretaria de Gobierno se acerca a uno de los fotógrafos que se encuentran documentando los hechos, llega de manera agresiva, encarándolo por haberle tomado fotografías, él le responde que es su trabajo y que no hará mal uso del material capturado y el interrogador se va.
Casi inmediatamente, una gran pancarta fue pegada en la puerta principal del edificio, en esta fueron imágenes de los 43 desaparecidos, algunos curiosos detenían su paso para mirar los rostros en blanco y negro de la víctimas de este terrible crimen.
Algunos, no escasos, automovilistas que pasaron por el lugar hacían sonar su claxon en señal de apoyo, los manifestantes respondían con júbilo.
Paseantes se aproximaban al lugar para platicar con los manifestantes, dialogaban acerca del movimiento y el rumbo que querían darle, los que se detenían se mostraban orgullosos y aplaudían la manifestación.