Morelia/Vianey Cervantes
“La educación del pueblo es una de las primeras atenciones de todo gobierno, sin las escuelas jamás podrá nuestro pueblo tener el conocimiento de sus deberes y la apreciación de sus derechos”, Silvano lo citó, en el marco del aniversario del natalicio Benito Juárez, a este, “un gran presidente de la República”, durante su discurso en la ceremonia de “entrega de promesas cumplidas” a la infraestructura educativa.
Con su característica jovialidad, el gobernador del estado llegó a la escuela Secundaria Técnica No. 120, ubicada en Colinas del Sur. Desde al menos 4 cuadras a la redonda, policías mantenían no un cerco, pero sí una aguda vigilancia.
Al entrar a la escuela, un poco difícil de encontrar, un prefecto me recibió en la entrada, en el suelo de cemento había flechas con pintura roja que me fueron guiando hacia el patio cívico, donde los niños ya se encontraban en la formación normal de un lunes en acto a la bandera, con la diferencia de las sillas al frente y el pódium del Gobierno del Estado, desde donde el gobernador, Silvano Aureoles, daría su discurso.
Comenzaron los discursos para agradecer al gobernador el compromiso que hizo con la institución en mayo pasado, la subdirectora y una alumna de nombre Paulina, quien pidió a sus compañeros “soñar en grande”, feliz y emocionada de estar junto al gobernador del estado.
Cuando Silvano tomó la voz, todos le aplaudieron, él sonrió y saludó con su mano, como si conociera a todos ahí. “Me salió cara la visita”, ríe al decir que se invirtieron cerca de tres millones de pesos en la escuela técnica, beneficiando a casi 800 alumnos, “ya son más de 100 escuelas renovadas…”.
“Un aplauso a la maestra de español, la maestra Sandra, honor a quien honor merece, si no me hubiera usted traído en calidad de bulto, quién sabe si habría venido…” porque tenía problemas de agenda, el día que fueron, alumnas, madres de familia y la maestra de español, al kínder cruzando la calle, donde se entregaron unas aulas y “algunas cositas”.
El gobernador se ha ganado a su público, muy galante, sonriente y carismático, el próximo candidato a la presidencia de México nombra a las profesoras, quienes sonríen y algunas, se ruborizan. Los niños están emocionados, miran a las cámaras y se cubren el rostro con la manga de la chamarra, otros más hacen caras y el signo de ‘amor y paz’.
“En ese momento pensamos que era solo la techumbre y quedaría en tres meses… cuál fue la sorpresa cuando vimos que el suelo estaba en muy malas condiciones, nomás habrían sobrepuesto, sobre las piedras pusieron el cemento… y no iba a durar mucho su vida útil y tuvimos que rehacer toda la plaza”.
Silvano, en la experiencia personal, siempre se ha caracterizado por la manera en la que genera empatía con su público, se acerca a los michoacanos, los y las (detalle ‘incluyente’ y de igualdad de género, que el gobernador cuida y mantiene a cada momento) interioriza, las hace parte de sí, de su historia, de ser un ejemplo de lucha y empeño, para ser lo que es hoy: “Hace ocho días volví a San Lucas y me encontré a mi maestra de primaria, la maestra que me enseñó a leer y escribir y que la veo y digo, si no hubiera sido por la aplicación y tenacidad de esa maestra, pues yo hoy estaría pastoreando unas chivas… Las maestras son como arquitectas, arquitectos… De aquí van a salir presidentas, escritores, doctores… ¿quién quiere ser diputada de las niñas, a ver?” Solo una niña levantó la mano, su rostro se ruborizó cuando todas las miradas cayeron sobre ella… “¡Claro que sí!”, dice el gobernador.
Hace su despedida, “solo le restaría” mostrar el orgullo por lo que hoy cumplió, “el tema educativo es mi tema”, asegura. Habla sobre la lista de pendientes; primeramente, el niño Diego Guillén, a quien aseguró “me ocuparé personalmente, para que, lo que necesite ese niño, lo tenga, para apoyar a su mamá, a su papá…”; algunas de las peticiones de la escuela hacia el gobernador; los talleres, de circuitos eléctricos y administración contable… a los cuales
prometió enviar a alguien esta semana, también una excavadora, “la voy a mandar de inmediato sin costo para que le hagan los trabajos que necesita la escuela”. Anuncian entonces, el corte del listón inaugural de la plaza cívica, donde al menos siete niños nerviosos y felices se colocaron tras el listón, para cortarlo junto con el gobernador y las autoridades, cada quien tomó unas tijeras de un cesto que llevaban por la plaza.
Después de los abrazos, las sonrisas y los aplausos correspondientes, anunciaron la inauguración de la cancha de usos múltiples.
Una avalancha de medios se fueron en dirección hacia las canchas, al borde de lo que se podría llamar, casi un barranco (les haría bien poner una bardita),
después llegó el desfile de uniformes rojos y hombres de traje, encabezado por el gobernador, se quitó el saco y le pasaron un balón de básquetbol muy colorido, cual cultura mexicana, para entonces, hacer la esperada canasta que daría la inauguración a la cancha; y como dicen por ahí, la sexta es la vencida, un niño gritó “¡si le atina entrego toda la tarea!”, justo cuando, por fin, el gobernador logró encestar la pelota mientras nos recordaba con alegría, porqué es gobernador y no deportista. Le siguieron profesoras y alumnos, y claro, algunos niños encestaron a la primera.
¡Qué gobernador tan alegre!, diría quien lo viera pasar la colorida pelota a los niños y profesores, con la sonrisa y sin perder el ánimo. Se puso su saco, e inmediatamente volvió a sus labores de Gobernador Constitucional.
Esterlín García funge como maestra de Historia y Geografía y ahora da tutorías, en la Secundaria Técnica no. 120, desde que estaba hecha de “piedras y palitos”, desde hace 20 años (“yo llegué cuando estaba de palitos”), afirma, mientras me mira con sus lentes oscuros, que el crecimiento de la escuela ha sido lento, pero, “ha sido un acierto del gobierno de Silvano dar un poco de apoyo y dinero a las escuelas (…) dos obras y ahora se comprometió a una más, frente a la prensa, no creo que no vaya a cumplir”. Afirma que ha cumplido, lento pero seguro, “las necesidades educativas son en expedita”, dice mientras truena sus dedos en un gesto de velocidad, de urgencia, los collares que cuelgan de su cuello se mueven con el movimiento de sus brazos. Dice que cuando los niños nos preguntan quién lo trajo, dice “No importa quién, lo importante es que vino… ¡Y de pura chiripada! porque nosotros hemos solicitado esto de toda la vida”.
Su perspectiva es que el gobierno no se ha enfocado en la educación, no hay programas de arte, “la educación secundaria es fundamental, es donde está tu despertar como persona, es donde conoces tu primer amor, podemos cambiar, moldear a la juventud… de verdad, no podemos decir ‘ay, ya pusiste la canchita, qué bien’ (…) hay que poner espacios de jardín, todos los jardines que has visto los han puesto los alumnos, con palitos hicieron los hoyos y si traes a las generaciones, ellos te pueden decir quién plantó qué y en dónde. Falta arte, danza… que la juventud no se la lleven las drogas (aquí tenemos un problema muy fuerte de drogas en las tienditas, y el gobierno sabe quiénes son, pero, ¿qué hacen?), los embarazos, tenemos niñas embarazadas aquí…Es cuestión de visión, no de sexenio”.
¿cómo quitas la droga? Con arte y con deporte, ¡no hay de otra! (…) ¿qué van a escuchar siempre los niños, los Cadetes de Linares? Es importante llevarlos a escuchar arte (…) No puedes contestar por sus situaciones personales, por el padre borracho, por la madre presa… pero podemos perfilar cómo sacan sus frustraciones, con arte, con música, con danza…”
La maestra tiene más de cuarenta años como docente, apasionada por su carrera y el abanico de infinitas posibilidades que le da el poder formar a la juventud, inculcar el arte en un país donde por sí mismo se cierra las puertas y menosprecia el arte en la educación. “Mi sueño es que podamos filtrar las aguas, es un mismo planeta, que puedan construir su escuela, limpiar los ríos… si todos salimos a hacer faenas con nuestros alumnos, tendrías otro Morelia, otra ciudad… ¡a leer y escribir al aula, pero el trabajo se puede hacer ahí!”.
Afirma, con seguridad de su profesión, que los maestros también deben ser educados y reeducados, seguir aprendiendo, por parte del estado… “enfocarse en la educación para prevenir todo acto delictivo que tenemos”.
Termina con una verdad tan grande como la vida misma, y que es, creo yo, el muro más grande que tiene México: “Cuando de verdad los gobiernos volteen a ver a la educación como principio fundamental de diferencia, de construcción de patria, de país de individuo… entonces hablaremos de otro mundo y creo que lo podemos hacer, por eso me encanta, ¡me encanta!” .
La banda de guerra toca una salida para Silvano, éste saluda y se despide “gracias, niños y niñas”, dice, dirigiéndose también a los medios de comunicación que lo seguían al caminar; y así finaliza el camino del gobernador por la escuela, la camioneta blanca sale por la puerta trasera, dejando un camino de polvo en el aire, los alumnos vuelven a las clases y las y los maestros a sus aulas, con esperanza algunos, con agradecimiento otros y los más, con interés. Es casi la hora del recreo, los niños van caminando en ‘bolitas’, quesadilla en mano, mochila en espalda y sonrisa en el rostro.