Morelia/Samuel Ponce Morales
Y, para acabarla, son extranjeras, pero ahí estaban las que están hechas con agua purificada, ceba malteada, lúpulo y levadura, la bebida que se elabora en los países bajos desde 1873.
Ahí estaban, donde permanecieron casi 48 horas, al paso, a la vista de los de a pie, casi a la orilla de la puerta lateral del Palacio de Gobierno, en pleno centro histórico de esta urbe llamada de la cantera rosa.
Eran cinco cartones de la lager Heineken, la cerveza neerlandesa descubierta por Gerard Adriaan Heineke, y casi se podía asegurar que eran custodiados por los guardias, por los uniformados del momento.
La gente, no toda, a veces, ahí en el Solio de Ocampo, en la sede del poder Ejecutivo, en uno de los accesos del magnífico edificio colonial, veía de reojo las verdes cajas de uno de los encantos del Dios Baco.
Claro, claro, nadie preguntó cómo llegaron ahí tan apetitoso manjar del buen beber, aunque algunos lo podíamos intuir, una fiesta, una reunión social, en coctel oficial o…
