La tierra que era “muy bonita”

Imagen: Karen Quintero
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Sierra Chincua/Héctor Tapia

En el santuario de la Mariposa Monarca, en la Sierra Chincua, la principal actividad económica para quienes viven de esto, es la actividad turística; sin embargo esto sólo dura unos cuantos meses, el resto del año, quienes atienden el lugar tienen que buscar otras fuentes de ingreso.

Este es el caso de Felipe Valdez, quien es del ejido de Cerro Prieto, a una hora de Sierra Chincua, aquí trabaja con su familia, que agrupa a 7 integrantes.

El, como sus compañeros, presta su servicio en ésta parte de la reserva desde que abrió el santuario, desde hace 17 años, cuenta mientras su esposa prepara a mano tortillas moradas.

Cuenta que en la reserva hay veces que va bien, “pero ha bajado el turismo”, señala.

Con pesar señala que la Sierra Chincua “era un área muy bonita, porque había más mariposas”, dice que a comparación de antes la cantidad de estos insectos ha bajado mucho.

Explica que según los biólogos que investigan al respecto es porque en Estados Unidos ha fumigado al algodoncillo con químicos, impactando directamente en la mortandad de la mariposa, y en consecuencia “a nosotros que vivimos del cuidado” de los ejemplares que llegan, que ahora son menos.

También el turismo ha bajado, dice. Para él, según observa, “afecta mucho la mala fama de Michoacán, por lo de la seguridad, mucha gente ya no quiere visitar estos lugares”.

Confía en que a partir de esta semana “nos visita más gente, a ver si se recupera”, dice esperanzado, aunque un poco incrédulo, ya que “el año pasado nos fue muy mal”.

“Aquí todos nosotros, mi familia, somos 7 trabajando, algunos ya se van a México a trabajar” porque a veces hay trabajo en el santuario y a veces no.

Señala que trabajan de mediados de noviembre hasta marzo; “el resto del año yo me dedico a la construcción y mi esposa al hogar”, apunta en la entrevista.

“Por los malos climas de pronto la gente no nos visita, porque hace mucho frio y la mariposa no vuela, a gente se desespera por esto”, señala; hay personas que no comprenden esta parte y se enojan, explica.

En Sierra Chincua, en el santuario donde ellos trabajan se venden artesanías, alimentos, se tiene la tirolesa, el paseo a caballo, además se está implementando ya lo de la guía especializada para conocer las aves de la zona; así mismo se está viendo a posibilidad de meter lo del ciclismo de montaña.

Imagen: Héctor Tapia