Morelia/Samuel Ponce Morales
Cuando hablamos la primera vez no me quedaba claro el porqué había aceptado el cargo de Contralor municipal. Él posee un curriculum impresionante que bien podría situarse en otro nivel gubernamental.
Pese a su edad, hablaba y hablaba con un sentido de jovialidad y de un futuro prometedor acerca de sus grandes proyectos al interior de la comuna, de cómo transparentar el ejercicio público.
Entonces, le creí, no había el porqué no, sólo que se me hacía extraordinariamente increíble que esos proyectos se pudieran concretizar en un ente gubernamental, así nomás, sin más, sin resistencias.
No, no le dije nada. La charla entre la buena comida y el buen vino aterrizó en el sueño posible de realizar un encuentro nacional de Contralores locales, aquí en la capital michoacana.
Y, a media semana, me enteré que Joaquín Gabriel Montiel presentó su dimisión y como redacté en la columna Acueducto, del diario Cambio de Michoacán “una renuncia obligada (…), pero no precisamente por él.