Las Guacamayas, Lázaro Cárdenas, Mich.| Acueducto Noticias/ Zayda Solís.- El primer encuentro afrodescendiente «Voces y Raíces de Michoacán» en Las Guacamayas, tenencia perteneciente al municipio de Lázaro Cárdenas concluyó con resultados positivos y planes futuros. Este evento surgió a raíz del Primer Foro Estatal sobre la Comunidad Afrodescendiente en Michoacán, convocado el 8 de agosto de 2023 por el gobierno del Estado a través de la Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CEDPI).
Según Jeriel Vargas Ambriz, pieza clave en la organización de este encuentro, el primer foro en Casa de Gobierno fue una oportunidad para conocer a personas de todo el estado interesadas en visibilizar la afrodescendencia. Sin embargo, comentó: “Muchos sentimos que después de ese evento no hubo nada, fue puramente un evento de formalidad sin continuidad. Aunque ese foro nos permitió congregarnos, conocernos y entender que teníamos un mismo objetivo: el reconocimiento y visibilidad afrodescendiente”.

Historia-Afrodescencia, simbiosis perfecta
Jeriel Vargas Ambriz (37 años), es una joven historiadora que inspira entusiasmo con su voz alegre. Estuvo pendiente de todos los detalles logísticos y organizativos para que este primer encuentro se llevara a cabo. Además de su trabajo en medios de comunicación y en investigación sobre la afrodescendencia, desde Lázaro Cárdenas, a través del colectivo Afro Michoacán, trabaja para lograr la visibilidad y reconocimiento de la comunidad afrodescendiente en el territorio.
En este sentido, resaltó: “Estamos trabajando en la visibilidad afro en Lázaro Cárdenas, seguido por el reconocimiento. Una vez que se da a conocer que las poblaciones afro existen y están vigentes en nuestro municipio, viene el reconocimiento y la autoadscripción por parte de las autoridades”.

Seguimos en la lucha
Este primer encuentro afro en tierras michoacanas es el primer empuje en colaboración con la sociedad civil y colectivos. Aunque Vargas reconoció que todavía “queda mucho trabajo por hacer”, comentó que después del foro la idea inicial era hacer un evento conmemorativo por el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente (25 de julio). “Pensamos en una ponencia, un taller de danza africana, un taller de trenzado, pero otros compañeros dijeron que debíamos hacerlo bien y en grande”.
Así, desde mayo comenzaron las reuniones virtuales con compañeras y compañeros de diferentes municipios del estado, y finalmente se encontraron en el Jardín de las Rosas en Morelia a principios de junio. Vargas comentó: “La lista de actividades se hizo más grande. A mitad del proceso me percaté de lo importante que sería esto, y asumimos la responsabilidad desde el colectivo Afro Michoacán y nos organizamos”.
Con sinceridad, la historiadora reconoce que el primer encuentro afro es producto del trabajo colaborativo de muchas personas de diferentes localidades que, con sus conocimientos, tiempo y recursos, apoyaron para la consolidación de este evento.
La identidad
Cuando le preguntamos de dónde viene su interés por la afrodescendencia, el reconocimiento y la autoadscripción, remite a sus recuerdos. Debido a su tono de piel, sufrió discriminación en la infancia: “En secundaria, una chica me golpeó. No entendí la situación y eso me llevó a no querer ir a la escuela. De ahí surgieron muchas preguntas, al grado de que ya no quería ser negra; decía que quería ser güera”.
Su padre era afromexicano. “Yo veía a mi papá, que era moreno, y lo admiraba. Entonces me sentía entre la espada y la pared porque por un lado no quería ser morena, pero por otro quería ser como esa persona a quien tanto admiraba”.
Fue en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, mientras estudiaba en la facultad de historia, cuando pudo resolver muchas preguntas que le ayudaron a autoascribirse como afrodescendiente: “Durante mis estudios universitarios, empecé a interesarme por el reggae y llevaba mis dreadlocks”.
En esa época conoció al Dr. Jorge Amós Martínez Ayala, docente en la facultad de historia y pionero en la investigación sobre lo afro a nivel estatal. “Comenzó a surgir en mí este interés por entender lo afro. Empecé a practicar la danza, a tocar instrumentos de percusión. Luego regresé a Lázaro y, aunque aquí no había tantas expresiones afro, seguí buscando. Entonces empecé una investigación personal con el árbol genealógico de mi familia. Encontré una línea interesante por parte de mi papá con mis abuelos. Vi que todos en mi familia tenemos el pelo afro; ahí empezó mi autoadscripción”.
Sólo se reconoce a pueblos originarios
De vuelta en Lázaro Cárdenas, Jeriel Vargas Ambriz comenzó a notar que en su municipio hay poblaciones fenotípicamente afrodescendientes, aunque éstas no se reconocen de esta manera. “Yo veía a las familias afro y quería saber su historia y, lo más importante, por qué no se menciona nada por parte de las autoridades”.
Después de varios años de capacitaciones y de vincularse en los encuentros afro a nivel nacional, hoy busca que en Michoacán se sepa que hay poblaciones afrodescendientes. Comenta que parece que solo hay un reconocimiento de los pueblos originarios, dejando invisibilizadas a otras poblaciones: “Michoacán se casó con la idea de los pueblos indígenas, lo cual no está mal, pero hay más grupos que también deben ponerse sobre la mesa. En el caso de Lázaro Cárdenas, creo que ha sido por desconocimiento. Estamos en ese proceso a nivel estatal y nacional”.

Ahora, a unos meses de concluir el Decenio Internacional de los Afrodescendientes, Vargas reflexiona sobre la importancia de que lo afro se mencione en México: “El gobierno federal hizo un buen trabajo al empezar a mencionarnos en el discurso. El presidente Andrés Manuel López Obrador nos mencionó en su toma de protesta y en los discursos de independencia, ‘pueblos indígenas y afrodescendientes’. De ahí viene la pregunta de la población: ‘¿Qué es ser afrodescendiente?’”.
Aunque reconoce que a nivel local el movimiento afro está en ciernes porque se necesita legislar para que el reconocimiento de la población afro en Michoacán se reconozca constitucionalmente, hacia allá van encaminados los pasos de la Asociación Civil AfroMichoacán, que preside Vargas en Lázaro Cárdenas. Por ahora, la intención es llegar a más comunidades de la región, por ejemplo trabajar con la comunidad de El Ticuiz, perteneciente al municipio de Coahuayana, para entender sus necesidades y apoyar.
Concluye: “Queda mucho trabajo por hacer, académico, educativo, con las infancias, y trabajar el tema de discriminación y racismo. Nos hemos acercado a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) para impartir talleres, también a la fiscalía para saber si hay un protocolo de qué hacer en caso de sufrir racismo, y empezar a difundir que en Lázaro hay afrodescendientes. Están protegidos, hay protocolos. Hay trabajo por hacer en Morelia, Pátzcuaro, en La Costa, en todas las regiones. Los afromichoacanos estamos en todas las regiones”.