Morelia, Mich. | Acueducto Online/Cayetano Mac.- Después de los festejos por la inauguración de la obra del puente de la avenida Siervo de la Nación, entre los vecinos que se subían a estrenar el puente, los que felicitaban al presidente de por fin terminar la obra, está el señor Javier Torres, que lleva viviendo a unos cuantos metros de la vía del tren de la avenida.
Javier ya lleva 44 años viviendo en esa casa, para él ha sido un calvario que ha durado dos años, entre que destruyeron la lona que lo cubría del sol afuera de su casa, hasta el que le hayan desconectado el drenaje, que fue conectado nuevamente hace un par de meses, mientras que su hermano que vive frente a la vía ni siquiera le han conectado la red de drenaje.
“Ya tengo tres meses diciéndole al coordinador, hoy hablé con el presidente y me dijo que eso lo debo arreglar con el coordinador, también he hablado con el ingeniero Pedro y me hace lo mismo, dicen que no pueden ayudarme si esto estaba así desde el principio, pero hay fotos y ahí sale que mi lona estaba bien, hasta se venían aquí a pararse en la sombra.”
Cuenta también que él y otros vecinos con base a su experiencia viviendo alrededor de la avenida, les hacían comentarios a los ingenieros para que pusieran coladeras en tales puntos de la calle que son los que más se inundan durante las fechas de lluvias, pero que en ningún momento fueron escuchados.
“Nos dicen, “hicimos una coladera” pero la hicieron hasta allá, y son esas coladeras de cuatro huecos, no, la calle pide que sean coladeras grandes y de rejas, siempre se inunda desde aquí hasta la otra calle, con una no va soportar toda el agua que dejan las lluvias.”
Don Javier tiene 84 años y ya está pensionado, razón por la que tiene tiempo libre para estar siempre en la parte exterior de su casa y haber visto de inicio a fin todo el proceso del proyecto, como así también miraba cómo los negocios de la zona eran cerrados poco a poco por la falta de acceso a estos.
“Primero fue la Farmacia del Ahorro de la esquina, después empezaron a irse otros, cerraron sus cortinas y no volvieron a subirlas. He contado 14 negocios que fueron cerrados estos dos años.”
Pero Don Javier vivió la mitad de su vida fuera de Morelia, a pesar de ser moreliano. Como cuando llegó a probar suerte con el sueño americano.
“Me fui tres veces a Estados Unidos, la primera no me fue bien, la segunda fue regular, y la tercera me fue muy bien, trabajé en Disneyland, soy escenógrafo y técnico en plástico, ahí hacía lanchas.”
Aunque fue más tiempo el que vivió en el entonces Distrito Federal, donde a sus palabras hizo de todo, y fue esa la razón por la que nunca hizo le falta el trabajo.
-¿Cuál fue su trabajo más recordado?
-Estuve en el canal 2, ahí yo hacía los escenarios para los programas, hacíamos montañas a escalas, y en pantalla se veían reales, todo eso lo aprendí en Estados Unidos, trabajaba con el plástico y fibra de vidrio. Al regresar a México tomé un curso y conseguí un diploma para poder trabajar en las compañías grandes de plástico, yo era el único técnico entre los ingenieros.
“Yo sabía de electricidad, de pintura, también soy dibujante. Sentí que tenía que hacer de todo, y en el Canal 2 también fue lo mismo, gracias a eso trabajé no solo en la tele, también en el teatro y el cine.”
El señor Javier recuerda los accidentes que le ha tocado ver, como lo fue el de una señora la que perdió ambas piernas en su desesperación de que el tren estuvo detenido por varios minutos.
“Han sido muchos accidentes, he visto carros que el tren se los lleva todo, pero el que más recuerdo fue el de una señora que bajó de un taxi con sus compras, pasó todo por debajo del tren y cuando ella cruzó, en ese momento el vagón se comienza a mover y le amputó sus piernas, solo pudieron encontrar una.”
Tanto él, como los otros vecinos y locatarios de la avenida, esperan que ya inicie la obra para el puente peatonal, ya que también menciona como incluso ha llegado a ver como las mamás pasan a sus hijos por debajo del tren para llevarlos a la escuela.
“Como siempre estoy aquí le grito a la gente que tenga cuidado al cruzar, a una señora le dije que si se movía el tren se quedara ahí colgada y no baje hasta que se detenga. Ojalá que el puente peatonal se haga pronto porque sí hace falta, todavía no nos dan fechas.”
Al final, el señor Javier entró a su casa, aunque con ganas de contar más historias, era momento de guardar pocos más recuerdos.