Este martes, Irán ha llevado a cabo un masivo ataque con al menos 240 misiles balísticos dirigidos hacia las ciudades israelíes de Tel Aviv y Jerusalén, según reporta el ejército de Israel. El incidente marca una peligrosa escalada en el ya tenso conflicto en la región, incrementando las hostilidades entre ambos países.
Durante la noche en Israel, las autoridades alertaron a los habitantes de Jerusalén sobre la necesidad de resguardarse ante la inminente amenaza de un ataque. El sistema de defensa aérea de Israel se activó de inmediato para interceptar los misiles, sin embargo, el portavoz militar, contralmirante Daniel Hagari, advirtió que el sistema no es infalible.
Las sirenas de alerta resonaron por todo el país mientras las explosiones comenzaban a registrarse tanto en Tel Aviv como en los alrededores de Jerusalén. Este ataque vino acompañado de una serie de ofensivas con cohetes lanzados desde el Líbano a lo largo del día, lo que encendió las alarmas de que Irán podría estar preparando una acción de mayor magnitud. Un alto funcionario estadounidense también había advertido de las “graves consecuencias” que enfrentaría Irán si decidía atacar a Israel.
Mientras tanto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dieron inicio a una incursión terrestre limitada en el sur del Líbano, enfocada en atacar posiciones de Hezbolá. Esta operación, apoyada por ataques aéreos y de artillería, busca neutralizar objetivos clave cerca de la frontera israelí.
En un contexto de creciente tensión, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reiteró su advertencia a Irán, país que apoya tanto a Hezbolá como a Hamás. “No hay ningún lugar en Oriente Medio al que Israel no pueda llegar”, afirmó Netanyahu, haciendo referencia a las capacidades militares de Israel días después de un ataque aéreo que mató a un líder de Hezbolá en el sur de Beirut.
