Morelia/Héctor Tapia
Sorpresivamente la tarde moreliana se comenzó a nublar. Eran nubes espesas, grises. La temperatura también descendió gradualmente. Al iniciar la mañana ni se preveía, había amanecido despejado y un poco caluroso.
Repentinamente pequeñas bolas blancas, de hielo, cayeron, poco a poco sobre el asfalto. Su sonido como pequeñas pedradas fue acrecentando.
La intermitente cortina de granizo se acompañó de gruesas gotas de lluvia que obligaron a correr a los transeúntes, quienes encorvados, evitando mojarse, trataron de guarecerse donde encontraron lugar.
Las banquetas y las calles se fueron pintando de blanco. El hielo fue cubriendo las calles ante la mirada sorprendida de los morelianos.
La Plaza de Armas se lució en sus jardines una gruesa capa de hielo, que al ser fotografiadas se viralizó en las redes sociales.
En varias partes de la ciudad se vio este paisaje blanco, frío, húmedo. También se vieron unos morelianos sorprendidos en plena calle por la granizada, mojados.
La temperatura descendió aún más.
Las nubes se fueron momentáneamente. El hielo que estaba en el suelo comenzó a volverse agua. El vapor de agua se veía como se elevaba del suelo conforme se asomaba tímido el sol.
La tarde se volvió lluviosa nuevamente. El frío incrementó. Mientras tanto, en redes sociales se inundaba también de fotografías de las calles que lucieron blancas.